domingo, 31 de mayo de 2020

REFLEXIONES SOBRE EL TIEMPO DE AISLAMIENTO. María Elena Londoño Arango, Manizales

REFLEXIONES SOBRE EL TIEMPO DE AISLAMIENTO

Cuando empecé a escuchar sobre el nuevo virus, eso a finales de 2019, nunca me imaginé que fuera tan fuerte y que nos llegaría para quedarse.

A mediados de marzo nos empezaron a preparar para el encierro, con dosis mínimas de tiempo. Fue creciendo hasta el punto que llevamos más de dos meses y parece que continúa.

Al principio se tomó como unas vacaciones (claro que desde que me pensioné tengo vacaciones permanentes). Los estudiantes a tomar clases desde sus casas y los empleados a trabajar virtualmente. En ese momento me di cuenta de que el país es más pobre de lo que tenía en mente: no todos los hogares cuentan con el computador y tampoco están conectados a una red de internet. Además venía el cierre de negocios de los que viven del día a día, el confinamiento de los informales y de tanta gente que no tiene recursos para sobrevivir el encierro.

A medida que se alargaba el tiempo de confinamiento, el gobierno prometía alivios monetarios que no han sido tan eficientes como se creía. No estamos preparados para hacer las transacciones financieras. Si hay gente que recoge para pasar el día, ¿cómo pretenden que tengan una cuenta bancaria? Entonces otro desarrollo para hacerles llegar el subsidio. A las empresas les prometen ayudas financieras a través de bancos que se benefician y no corren riesgos.

Las regiones apartadas, con pocos recursos, sufren porque no tienen cómo atender a los contagiados. Al sistema de salud, colapsado hace años, le exigen que responda sin miramientos.

Cuando se cuenta con los recursos suficientes para estar un tiempo sin producir, es fácil encerrarse. Cuando a los independientes se les va agotando el dinero y tienen hijos en colegios y universidades, la situación se vuelve estresante.

No todo ha sido malo. He conocido emprendedores que le han sacado provecho y han ideado negocios que les proporcionan un ingreso, así sea poco.

Cuando nos permitan volver a las calles, vamos a apreciar el valor de la libertad, de las amistades, de los viajes, del trabajo, en fin, de vivir en sociedad.

 

María Elena Londoño Arango

Manizales


1 comentario:

  1. Tu escrito nos hace pensar en lo que dejamos de ver por vivir siempre a la carrera, por tener el mundo solo para nosotros, sin percatarnos, aunque tal vez de modo general, de la precariedad que nos rodea. Tal vez sea hora de soltar esa libertad que nos aprisiona y salir al mundo, no desde lo que hay afuera, sino desde lo que llevamos dentro. Hermosa reflexión en tiempos extraños.

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