sábado, 27 de abril de 2024

Un microrrelato vinculado a la ciencia

 

De Juan Jacinto Muñoz Rengel (2013), donde la metáfora científica einsteniana se vincula, como suele ser habitual, con elementos subjetivos:


 RELATIVIDAD

«La mosca revolotea sobre las ramas del árbol, ajena al camaleón que sigue su zigzag crispado con los globos de sus ojos giratorios. El reptil calcula la pauta de su trayectoria, y trata de enfocar al insecto con ambos ojos antes de proyectar la lengua que esconde en su boca, por completo ignorante del hombre que a unos metros de distancia graba toda la escena con su cámara. El humano no sabe que, en ese momento, un ser inteligente de otra galaxia espiral utiliza su tecnología de observación para estudiar sus comportamientos a cuarenta y dos millones de años luz de distancia. Ninguno de ellos puede imaginar, por supuesto, que yo llevo un rato contemplando cada movimiento desde

la inmensa lejanía de otra estructura cósmica, desde otro supercúmulo situado a doce megapársecs. No pueden imaginarlo porque, entre otras cosas, todos ellos dejaron de estar vivos hace millones de años, y se extinguieron junto a sus formaciones estelares y sistemas planetarios. Una súbita comezón me recorre las yemas de la membrana plástica

ventral. Es un picor persistente, y siento el impulso de aliviarlo; pero me contengo. Y muy despacio, casi con disimulo, desvío mi sistema de observación hacia las jóvenes protogalaxias distantes, apenas dibujadas, desde las que me observarán en el futuro» (pp. 108-109).

 

Tomado del material de la asignatura Experimentación y Nuevas Formas de Expresión Literaria, UNIR.

jueves, 25 de abril de 2024

Unas gotas de disfrute: Poesía y ciencia


Poemas a propósito de literatura conectada con ciencia

 

 

De Alberto Tendero:

 

RELATIVIDAD

 

Es de noche y desde este mirador

contemplo la ciudad como un rosario

de estrellas incapaces

de remontar el cielo. En una de ellas,

la pálida ventana de la 630,

mi padre está muriéndose.

Desde aquí es imposible distinguir

su luz entre las luces

que alguien diría hermosas

como una pira funeraria.

Contemplo hipnotizado cómo arde

y al mismo tiempo estoy con él, ahí,

haciéndome a la idea,

apurando su llama, reteniéndola

sin querer y queriendo en la memoria.

Aunque ya no sucede en primer plano,

no deja de ocurrir ese recuerdo:

Pregunta ¿Y para qué? Y yo le respondo:

Vivamos este ahora.

Su luz, como una estrella que murió,

y sin embargo vemos aún brillar,

sigue parpadeando todavía,

a sideral distancia, en estos versos.

 

…………………….

 

 

De Federico García Lorca:

 

EL ÚLTIMO PASEO DEL FILÓSOFO

 

Newton

paseaba.

La muerte lo iba siguiendo

rasgueando su guitarra.

Los gusanos roían

su manzana.

Sonaba el viento en los árboles

y el río bajo las ramas.

Wordsworth hubiera llorado.

El filósofo tomaba posturas inverosímiles

esperando otra manzana.

Corría por el camino

y tendíase junto al agua

para hundir su rostro en

la luna reflejada.

Newton

lloraba.

En un alto cedro dos

viejos búhos platicaban.

 

…………………….

 

De Inma Pelegrín:

 

ANTIMATERIA

 

Hay un vértigo oculto en cada átomo.

En la mínima parte de las cosas

se encuentra, pertinaz, la inconsistencia.

Unas pocas partículas,

que giran incesantes alrededor de un punto,

dan como resultado

la aparente quietud de la sustancia.

Cuando en el interior de la molécula

hay un ochenta y cinco por ciento en vacuidad,

la solidez es una presunción.

Tal vez sea la causa

por la que no podamos

tener una certeza o un principio al que asirnos:

saber que nuestros cuerpos,

lo que quisimos ser y lo que amamos,

la tierra que lo habrá de cubrir todo,

la materia de cuanto conocemos

está principalmente

compuesta por vacío.

 

…………………….

 


domingo, 21 de abril de 2024

Algunos poemas del poeta César Vallejo, el poeta preferido de Irene Vallejo

La gran escritora española, Irene Vallejo, por estos días en Colombia, mantiene en su mesa de noche un libro de su poeta predilecto, César Vallejo*.

Acá algunos de los  poemas del autor. 

Estos primeros son de filiación modernista. Luego vendrían otros con su diferenciación expresiva y coincidientes con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial.


Del libro Los heraldos negros (1918):


AUSENTE

Ausente! La mañana en que me vaya

más lejos de lo lejos, al Misterio,

como siguiendo inevitable raya,

tus pies resbalarán al cementerio.

Ausente! La mañana en que a la playa

del mar de sombra y del callado imperio,

como un pájaro lúgubre me vaya,

será el blanco panteón tu cautiverio.

Se habrá hecho de noche en tus miradas;

y sufrirás, y tomarás entonces

penitentes blancuras laceradas.

Ausente! Y en tus propios sufrimientos

ha de cruzar entre un llorar de bronces

una jauría de remordimientos!


AVESTRUZ

Melancolía, saca tu dulce pico ya;

no cebes tus ayunos en mis trigos de luz.

Melancolía, basta! Cuál beben tus puñales

la sangre que extrajera mi sanguijuela azul!

No acabes el maná de mujer que ha bajado;

yo quiero que de él nazca mañana alguna cruz,

mañana que no tenga yo a quién volver los ojos,

cuando abra su gran O de burla el ataúd.

Mi corazón es tiesto regado de amargura;

hay otros viejos pájaros que pastan dentro de él…

Melancolía, deja de secarme la vida,

y desnuda tu labio de mujer…!


BABEL

Dulce hogar sin estilo, fabricado

de un solo golpe y de una sola pieza

de cera tornasol. Y en el hogar

ella daña y arregla; a veces dice:

«El hospicio es bonito; aquí no más!»

¡Y otras veces se pone a llorar!


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán talvez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!


*CÉSAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA (Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892.

París, 15 de abril de 1938). Poeta y escritor peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, «el más grande poeta universal después de Dante». Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), y Trilce (1922),