viernes, 3 de diciembre de 2021

Una brillante aproximación a Dominga Palacios, de Juana María Echeverri

 

ANTICRÍTICA

POÉTICA RESPIRANTE 

DE DOMINGA PALACIOS

Manizales 1926-2003

 

 

“Poema 3

¿Y por qué no dejarnos 

llevar por la luz 

más allá?

No importa pararse

ni moverse

ni andar

ni tampoco ponerse a pensar.

Lo importante es dejarnos 

llevar por la luz

 más allá

Dominga Palacios”

 

 Existe un respirar en este poema, una suerte de ritmo que permite, al pronunciar las palabras, asirnos a la luz apenas nombrándola. Una sugerencia en la forma nos abre un portal: el ser del poema y de él, la voz de la Poeta entonándolo y respirándolo en un solo acto presente. Y es por el respirar que entramos a la poética de Dominga, por ese acto vital de dejarnos ser, en los compases de tiempo que duran sus metáforas y paisajes… De la ensoñación al advenimiento de la luz en ese otro estadio, la estética, el goce de lo bello, cuando no importa más ¡sólo la luz!!!

 

“Canción del Hallazgo

Jamás había sentido tu tristeza

tan limpia como ahora.

Nunca tu ausencia se llegó a buscarme tan precisa

como la flecha al blanco.

Variaciones profundas e inmutables.

Sinceros reconocimientos actuales.

Soledad común sin modificaciones

ni presencias.

Hondos lagos lechosos por fondo y sin afán.

Amo todo mi paraíso inconsecuente y grato

donde se espanta la tristeza

y donde el ocio

puede vivir sin sacar pasaporte.

Con las nubes azules el gris se desbarata

y el corazón da vueltas de tiovivo…

¡Si pudiera tener una babosa

que agonice en espera del tiempo ilimitado!

De verdad, si pudiera cambiarle para siempre

el aceite a las máquinas,

yo siento que estaría más humana.

Persigo mariposas en el calidoscopio

pero no se repiten

como no se repite el tiempo

en la experiencia de mi superficie.

Dominga Palacios”

Dice Gastón Bachelard: “En su forma simple, natural, primitiva, lejos de toda ambición estética y de toda metafísica, la poesía es una alegría del aliento, la dicha evidente de respirar. El aliento poético, antes de ser una metáfora, es una realidad que podría encontrarse en la vida del poema si quisiéramos seguir las lecciones de la imaginación material aérea. Y si se prestara mayor dedicación a la exuberancia poética, a todas las formas de hablar dulcemente, rápidamente, gritando, murmurando, salmodiando…, se descubriría una increíble pluralidad de alientos poéticos. Lo mismo en la fuerza que en la dulzura, en la cólera poética que, en la ternura, veríamos que actúa una economía dirigida a los hálitos, una administración feliz del aire que habla. Tales son al menos las poesías que respiran bien, los poemas que son bellos esquemas dinámicos de respiración”.

“Poema Once

Tu recuerdo

me duele

más allá

de la piel.

Mas allá

del zapato.

Más allá del betún.

Cerca del más allá donde guardamos

los muertos de los otros.

Dominga Palacios”

 Dominga Palacios nace en una ciudad rodeada de montañas, Manizales, de cultura patriarcal y conservadora... Nuestra poeta sabe respirar el éter que adelantó a su tiempo: traerlo a nosotros, sentarlo con nosotros…y a su Dragón: “Solferino”…entonando juntos cantos ígneos, alientos volcánicos en plena efervescencia de su nombre, es su hallazgo.  

Funda en Manizales al lado de la Poeta Beatriz Zuluaga y otro grupo de intelectuales, la "Casa de la Cultura". Obras de teatro clásico, recitales, exposiciones, tertulias, en un ambiente intelectual y bohemio. Por allí pasaron entre otros muchos, el grupo de poetas nadaístas en pleno auge.

Dominga se pasea con una particular cadencia en el andar, fino humor y especial vuelo en su verso. Aires de vanguardia envuelven a Dominga.   Vivencias Argentinas por más de 9 años: el amor, el asombro.  Lecturas, más lecturas, exposiciones de pintura, música… arte. Con los años, la Casona de campo… Ropas de lanas   surreales, lunas menguando en la uña, el sol colgando de los brazos.  ¡La rutina en un suaaaaaaaaaz de lapicero!!! Perfume Francés frascos de colección, jarrones de porcelana china, fotos y daguerrotipos en la mesa de noche, el tambor centro de pecho y los libros…siempre los libros, Maestros. El bahareque y la guadua inauguran en su lenguaje la pertenencia; poemas citadinos en Madagascar, Ceylán o vereda el Rosario; inconsciente psicológico o colectivo.  Se hace universal nuestro paisaje –alma o materia- con el ímpetu de su estética. Viaja la Poeta por lo dadaísta, lo surreal, lo existencial, la ironía de un -croac croac- dentro del zapato… Digo-.  Recuerdo también a Whitman. 

 

“Azul Definitivo

Para un día de campo

es preciso llevar el alma puesta

                     y responder por ella a la hora del crepúsculo.

Con las hojas de los árboles

me salen canas

y es ya poco el tiempo

que me queda

para pintarme el cabello de verde.

Yo soy una persona

casi asiática

y la vida me corre

casi fatal

y casi simultánea.

Avisa corazón al detenerte.

Saca tu acento

por la ventana de mis ojos.

No suspendas el tráfico de a poco.

Fatal sería

cualquier vacilación

o cualquier suerte.

Fatal sería

el detenerte de repente, aprisa,

porque podría adrede

pararse el pulso del mundo

que en su loco rodar

viste el espacio.

Azul, azul de todas las maneras.

Azul desierto para los dragones.

Azul definitivo.

Dominga Palacios”

 Dominga    se revela telúrica desde el centro terráqueo de su ombligo, se subleva ante las convenciones, se emancipa; derecha su columna vertebral sobre el tembladeral del suelo. Quiebra estructuras. Las palabras anudan sus collares para lucir a la luz y a la sombra, en un paisaje emocional exuberante.  

 

“Subsuelo

Con su falda cortita 

un poco más allá

de las rodillas

y en su mano

un cansado abanico; 

parece 

una figura 

de hoy y de mañana.

A la legua 

se nota

que es novicia

en todo coqueteo,

pero sus deseos

y su desenfado

llevan los años

en que ingresó

al subsuelo

haciéndose mujer

y cultivando

la difícil quimera

de siempre agradar.

Dominga Palacios”

 

Retomo a BACHELARD: “El hombre es un “tubo sonoro”. El hombre es un “junco parlante”.   A partir allí, la flauta de Dominga nos hace descender a soplos, a silbos, a compases, por las guaduas de su entorno, hasta un tupido y desencantado cansancio. Hálito en distensión, estado de ánimo, temple. 

“Poema 8

Ya no quiero esta casa

ni estas guaduas.

Ya no quiero volver

a estas montañas,

ni mojarme los pies

en las quebradas,

ni madrugar para ordeñar las vacas.

No quiero ver el sol

despedazarse en este cielo

todas las mañanas,

ni tampoco gustar con alegría

el dulce terciopelo de las guamas.

Ya no quiero volver…

Tampoco quiero vivir la decadencia

de los seres que se aman.

En una forma radical y simple

quiero volverme mala.

Os invito a un degüello de palomas

al despuntar el alba. 

Dominga Palacios”

 La nostalgia envejece el bahareque, la casa del tiempo, el cuerpo. La novedad de matices en inexplicables arcoíris, pentagraman el anochecer. Completa las formas de su reino. Liberalidad   sueño o vigilia.  Otra sed tiene su nombre en los sorbos de luz. Pero la vida, siempre la vida sobre todo en la punta de su pie..!  El olvido del amado, el olvido del amor, el olvido del olvido. Y vibra, nutre, se libera, se deja ser en la palabra. Es el Ser de la poesía que encarna Dominga.  

 

“Señales

Con el índice

vertical

sobre los labios,

les digo: no pregunten.

Ella se fue

y no volvió

la espalda

porque sabía

que no era

necesario.

Otras vivencias

la acosaban

y tenían

la fuerza suficiente.

Se destrozó

la vida

entre pedazos

de preguntas

tales como:

¿Qué hago?

¿Qué sigue?

¿Qué es el más allá?

Al fin se quedó

sola con el eco. 

Dominga Palacios”

 Integra el 1er Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo en 1984; Hito del nuevo canon poético de Colombia. Ella y su Dragón en la mesa de las invitadas, con la Poeta Águeda Pizarro presidiendo la iniciación, en el templo de colores geométricos y octogonales Rayos. Su ímpetu resuena en Tiempo de Chicharras, libro de poemas que le publica Ediciones Embalaje en 1989. 

 En 1995 la Casa de Poesía Fernando Mejía Mejía de Manizales, acontecimiento cultural y literario en la ciudad, le publica su libro de poemas Del Lado Cinco de mi Corazón, donde el prologuista Omar Morales resalta “lo insoslayable de su discurso vital es la concepción de la poesía”.

Del Lado Cinco de mi Corazón

hay una mariposa con muletas 

y un arco así de medio punto

que necesariamente ha de cruzar 

mi sangre detenida diez años luz. 

Yo quiero una cometa de colores

con una cola larga

que deshaga las trenzas de mi hastío,

que eche a volar,

aunque tan solo sea por un momento,

este dolor, esta crueldad,

esta inclemencia del aburrimiento.

Quiero una caña de pescar. 

Una lata repleta de lombrices, 

de grillos y de moscas

para engañar las horas,

para inquietar el agua,

para matar el tiempo.

Me gustan las arañas 

con un puntito rojo sobre el lomo

y los peces azules sin secretos.

Dominga Palacios”

El instante metafísico en el que suceden Dominga y su Poema, es el punto de expansión de la vida o de su contracción al límite; donde toma cuerpo la poesía en las palabras.  Por eso inhala, exhala o asfixia. El lenguaje es su Casa, ambos se contienen. Ella lo libera y transgrede desde lo insular de su morada: escribe seres de palabras, la vida vivida y por vivir. Ella es el Poema, el Poema es Ella.  Se confunden vida y obra en la unidad respirante, rítmica.  

 

Breve-edad

Se dañó mi reloj

y mientras tanto

las horas no aparecen.

El tiempo hace su siesta

y la vida

me corre desbocada.  

Por favor

no quieras

que te olvide

porque no queda tiempo

para nada.

Dominga Palacios”

 Del poemario Claro Oscuro, tenemos noticias por la publicación de una separata de poesía que el Instituto Caldense de Cultura – Poesía Caldense Actual- publicara en 1996. Su turno fue el número 13.  

Agua Quieta

Con un espeso

corazón

en la pecera

del tiempo

sin branquias

sin aletas

sin burbujas

sólo un espeso corazón.

Dominga Palacios”

 

“Poema Trece

Yo digo mucho 

la palabra 

adiós.

Sin embargo

no quiero que se vayan. 

Es jugando

de mentiras.

De soledad.

De grito.

Dominga Palacios”

 

El existencialismo le llega a nuestra Poeta en el instante en que, en 1926, da primer respiro…

A ritmo respirante la poesía de Dominga, aspira, retiene, expira el aire… ¡renueva el oxígeno y el espíritu de la poesía caldense!!! 

POEMA RESPIRABLE

                                                    A Dominga Palacios

 

1

Me acerco a su Poesía Respirante 

Tomo aire     sueño      aire

       acompasamiento

                     Definitivamente Azul 

 

Danza de hálitos

 

Contemporáneos versos

               estrechan su paraíso                  al oxígeno

Saltos de equilibrio al vacío

                                              Espíritu del sueño

                                              Estrépito vegetal

2

Las palabras y sus sombras

respiros, silencios entre unas y otras

                            Lo suscitativo de ser

3

Dominga me invita a su Palacio                 Sebastopol

 

Extráeme el vértigo

de mis nacimientos –digo-

la oscilación

de caer en mi     ciega

                                                    La fiebre de repetirme

                                                         mujer        

                                                       soportando

                                                  en la luz su abismo

 

Ovíllame el respiro

                                  lumbre

                nueva

vocablos, signos, poema   -digo-

4

Guaduas            otros mundos

diseño quebrado

                 en palabras

La orfandad   de un silencio          

             Una revolución

                  emancipadora

                           desdobla

                                 universos

                                      en múltiplos de silencio

Sus poemas

resbalan airosos por el alfabeto    cauce

5

Ella oficia la ceremonia

Mis ojos       insomnes

                       gravitan lo esencial

                          

                                              Al lado de Dominga

                                                   magma hirviente

                                                           gargarea

                                                    Solferino, el Dragón

6

En círculos la noche

        Pupilas             timidez                    desnuda

                                   en Claro oscuro

                                             

Fuego en elevación           Un desliz a humedales

                                       en ausencia de lo quieto

7

Ladridos               soledad a tientas detrás de la estancia

La puerta machuca mi asombro

8

Llegan otras invitadas

                         Calvas de nombre 

aspiramos astillas de la hoguera            interior                

                              Exhalamos

caminitos grises lentos inaprensibles hilos

 

En disolución nosotras      Dejamos perder el olvido

9

En etéreo laberinto

                  garúa

En portugués un Fado

                Duelen las ganas de amar

10    

De madera           las crepitaciones

De suspiros

             el desgaste

La Casa         verso libre de años Se-bas-to-pol

                           un silabario de exhalaciones

Honduras a medio

enraizarse               y el estar presentes

11

Se va la luz luciérnaga

soles minúsculos      bajo     el equilibrio alado

12

Tras las chambranas paralelas       proyecciones

  Los pájaros anidan el vórtice

   sobre el tejado 

                        desplumados

                     polluelos       Huevos ciegos

La visitación de lo perdido         retorna

13

Las desdentadas                      bruñimos un sol-topacio

                                      para la cena

                               Ninguna se sacia

                     Ninguna mira

Ella, Dominga, amasa un ácimo sin afán, fuego de piedras

                                                    y el Dragón

14

En exilios temporales

el silencio

La música suena a tierra, augurios primigenios la noche

Respiramos

el aire de la madre

                             Bocanadas

                a instancias de laxitud

 Dificultad y sobresalto

15

Túnicas transparentes         nos arropan     

 En pieles ambiguas

nos arrebata la ausencia

                   caaaaaaaaaantos         llamaaaaaaaaados

16

Emancipadas del juicio

rientes       deshojamos   umbrales al aire

para no ahogarnos

del todo

17

Ante el espejo caído

  fragmentos

trascendidos del rostro

 18

                  Callada, nocturna   nos desdobla noche oscura

                Lotos   el reino Respirante gira, retorna, ondula,

circula un mantra silente

La arbórea mayor       

torso llovido

             en verde

ramas extendidas      piel

                       frutos    raíces    savia arterial

        Nosotras                     en derredor

19

Entrelazados espacios              huecos  

  jirones de tiempo

           aquietan

           la danza

 20

La melancolía 

           sucede    natural

Natural tropiezo -me levanto- Afuera ventanales del sueño

Néctar a velocidad luz             

      y un jardín de paredones para colibríes

21

Dominga   respira 

                   otro comenzar

recién nacido, recién dolido y harto

 

Hastío a mitad de hora     glándulas reúnen 

                                   una acidez de lágrima plácida

22

         Membranas

        en expansión 

Somos pasajeras         elásticas

 23                        

                            Memorias maderables

                          para llegar              antes

24

Escalones al segundo piso

                       traquetean             recuerdos   

                            lo innombrado  

Escombros de luz y pasadizos  

En segundos la niñez

               Ella poetiza nos ausculta, iniciadas

25   

En un abrir y cerrar el postigo a tope de ojo inquieta

 26

En el guadual      se mece la Casa

                                   sopla su tamaño

                                    de resistencia     

Dentro la vida transcurre

sin pretensión                                            

La aguja del tocadiscos

música que no cesa no cae

27

Sed de conocimiento

                 se bebe en los Palacios de Dominga

Cometas de elevación inversa

28

Después de un suspiro salivamos un poco

                       regresamos al centro

Su decir nos calma

Entre el humo                    

           Arrobadas figuras

 Fisuras para la fuga futura de pasado en tensión presente

29

          Parpadean las presencias

              flor o grito

La nariz 

florece     al íntimo éter

Territorios cutáneos reblandecidos al calor lunar

30

Hoguera inicial candelada

 El Dragón bate su cola, collares preciosos miedos

                 en movimiento serpentino afuera-adentro

                          la lumbre bajo sombras alargadas     

          El instante es de lucidez

31

Del lado     izquierdo         Ella

                                   atiza el fuego

                                  para no oscurecerse

Del Lado Cinco de su Corazón

en piedras

implícitas

lo tácito            chispea

32

El Dragón

la acompaña le susurra

Llamaradas alumbran espacios

                               de irreverencia

                                   antigua

Dominga se contiene

 absorta

Ambos –Dominga y Solferina- sobre las brasas ríen sin cesar

33

         Ventanas, puertas

las miradas         señuelos

          en penumbra

34

Continuamos intermitentes      

El trasfondo de la morada resopla soledad    

Tomamos    sin apegos   una nostalgia

Corrientes elevan la atmósfera

35

Es hora   de la agonía

             Sentimos el tórax en ranas vecinas

La hojarasca se adhiere al ser     animalarios

                                               antes de pasar la orilla

36

Dominga       recompone   las sílabas

         Libera palabras-puentes

             helicoidales

             en ascenso al azul ingrávido

Canto plural       consentido como un arrullo

37

Escobas barredoras de noche

                   polvo de estrellas

                       acumulado                 

                          en el portón

De forja el secreto    La llave de goma

Rincones, techos, designan       lo perdido de si

corredores a corazón abierto    

Dormitamos el pulso   

Corpóreas visiones rendidas del acontecer

38

Silbos guaduales graduales

pasarelas modas

      Líquenes   soplos   de siempre

Chanel ironía intercostal  

39

Horizontal Dominga, nosotras y la altitud

Nos arde la garganta               

                    Asir la noche, niña atrás

                    Domesticar la solitud

Un sol de aguacate es propicio

40

Ojos colmados            de objetos

 equilibrio   de amanecer, jadeos mixtura atemporal

            La    completud

41

Angustia, la teja cuarteada               

La arruga

 

En Tiempo de Chicaharras                          

ensordecedora mudez, el fondo empieza de nuevo

42

Las cuencas de la Casona   frías

Mana leche de niebla

                      Gotas de alba                           

43

Con cal y achiote

maquillamos

el vahído del desvelo

44

Respiración boca a boca            

Nos llamamos Agónicas Finitas

El aquietamiento crece      envolvente    

45

Las ventanas halan una libertad               

                                Nos atajan la cara resquicios de tiempo

Mar muerto entre los dedos, branquia de agonía, dulce

De anturios negros la tinta

Se desconcha la introspección por ranuras simuladas

Entramados al aquí     comunicantes vasos

Palpita un follaje interno

            La elegancia de una gota se contiene

De costumbres los huesos

En vilo, hueco líquido de alba

Zumban       los recuerdos en angeos

                     El zarzo ñarrea sus gatos

Nos incorporamos para el tránsito

De cristal Checo las lágrimas

Las lámparas    encendidos pensamientos

El amor derrite-imanes

De pie         descolgamos las alas

Un aleteo más y nos rendimos

46

Hirviente el café humea sus velos 

 El cansancio      

     Nosotras

               Rocío de día besa la luz

                          

            Dominga medita en sus Palacios   

 

Juanamaría Echeverri Escobar