domingo, 17 de mayo de 2020

Análisis sobre la técnica usada por Haruki Murakami
en el cuento Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril

Por Galu 
Dentro del taller de Escritura Samoga orientado por
Profesor Misael Peralta

Cuento incluido en 2013 en los 100 mejores cuentos de la literatura universal. Lecturas indispensables.
Haruki Murakami  (Kiotoenero 12 de 1949) es un escritor y traductor japonésautor de novelasrelatos y ensayos
ANÁLISIS 
Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril
El autor relata, en 1ª persona, cómo se cruzó con una chica una mañana de abril, quien le da la sensación de ser la mujer que está esperando desde siempre. El encuentro no es más que un cruce de caminos en direcciones opuestas.
Luego comienza las elucubraciones de si le hubiera hablado. En estas se plantea una segunda historia en 3ª persona, a modo de espejo, idéntica a como viene desarrollándose el relato, usando un recurso de cuento y diálogo.
Es la conversación que se hubiera dado de haber hablado con la chica del encuentro. Un recurso novedoso, un cuento circular, una historia que se basa en supuestos dentro de otra historia. 
Usa elementos corrientes de la vida real, términos coloquiales y sencillos; dos dimensiones: real y subjetiva.
Relato corto que envuelve y no se quiere soltar hasta conocer su desenlace.
Emplea frases cortas, símiles, inter-textos.

Utiliza diálogos y monólogos, alterna narradores en primera y tercera persona, luego con un “alguien” establece el diálogo sin un interlocutor definido ni trascendente en la historia y luego un monólogo como narrador testigo.
Ni qué decir del ritmo, la coherencia y la articulación en este texto inductivo-deductivo que nos regala este maestro de la narrativa.

Sobre el título e inicio de narración
Título largo y llamativo, muy relacionado con el contenido.
Incorpora interacción con otra persona, puede ser el lector 
–Ayer me crucé en la calle con la chica 100% perfecta –le digo  a alguien.–¿Sí? –dice él– ¿Estaba guapa? Quizá tú tienes tu propio tipo de chica favorita
No realmente.–De tu tipo entonces. –No lo . Me parece que no puedo recordar nada de ella, la forma de sus ojos o el tamaño de su pecho. –Raro. –. Raro. 
ESTRUCTURA
Tiene estructura tradicional: presentación, desarrollo (nudo, clímax) y desenlace.
Presentación: nos introduce en la historia con los datos básicos de tiempo y lugar. Narración en 1a persona. Frases cortas. Desde el 1er párrafo hay interés por lo que seguirá.
  Una bella mañana de abril, en una callecita lateral del elegante barrio de Harajuku en Tokio, me  crucé con la chica 100% perfecta. A decir verdad, no era tan guapa. No sobresalía de ninguna manera. Su ropa no era nada especial. En la nuca su cabello tenía las marcas  de recién haber despertado.  Tampoco era joven debía andar alrededor de los treinta, ni si quiera cerca de lo que comúnmente se considera una “chica”. Aun así, a quince metros sé que ella es la chica 100% perfecta para mí.
El desarrollo tiene el nudo en el monólogo sobre el encuentro y luego la tensión que propone en cómo va a encontrarse con la chica, para lo cual idea una conversación supuesta de si la pudiera volver a encontrar, rehace la historia en 3a persona.
Involucra al lector con la suposición, presentando un diálogo en 3ª persona.
Clímax: cuando introduce otro nuevo giro, hacer creer en que sucede el milagro de encontrarse.
Desenlace: el cruce de las dos historias, la real y la supuesta para definir que no hay un final feliz. Final cerrado, historia circular.
Personajes
Los únicos personajes son: el protagonista, la chica y un tercero que puede ser cualquiera, incluido el lector. Los personajes se repiten en la historia supuesta.
Descripción somera,
pocos rasgos, contexto básico. 
A decir verdad, no era tan guapa. No sobresalía de ninguna manera. Su ropa no era nada especial. En la nuca su cabello tenía las marcas de recién haber despertado. Tampoco era joven –debía de andar alrededor de los treinta, ni si quiera cerca de lo que comúnmente se considera una “chica”
 -(...) tengo treinta y dos años, y de eso se trata madurar.
-(...) ella trae un suéter blanco
-(...) su mirada adormecida
-(…) Él no era notablemente apuesto y ella no era 
especialmente bella.

Diálogos

             Directos y monólogos.
Usa un
monólogo, luego un diálogo con “alguiensin un interlocutor definido ni trascendente en la historia, y luego monólogo
Monólogo: A veces en un restaurante me descubro mirando a la chica de la mesa de al lado porque me gusta la forma de su nariz.

Diálogo: –Ayer me crucé en la calle con la chica 100% perfecta –le digo  a alguien. –¿Sí? –dice él– ¿Estaba guapa?
–No realmente.(…) –Bueno, como sea –me dice ya aburrido–, ¿qué hiciste? ¿Le hablaste? ¿La seguiste? –Nah, sólo me crucé con ella en la calle.
Vuelve el monólogo: Ahora, por supuesto, sé exactamente qué tendría que haberle dicho. Tendría que haber sido un largo discurso, pienso, demasiado tarde como para decirlo ahora. Se me ocurren las ideas cuando ya no son prácticas.
Lenguaje
Términos sencillos, cotidianos
(…) chicas que se toman su tiempo en terminar su merienda.  
Nah, sólo me crucé con ella en la calle.
–Buenos días, señorita, ¿podría compartir conmigo media hora para conversar?
Ridículo. Sonaría como un vendedor de seguros.
Doy algunas zancadas y giro: ella se pierde en la multitud
.
Atmósfera. Marcos de tiempo y espacio
Atmósfera: sicosocial porque se refiere a la dificultad del protagonista para entablar comunicación con quien quisiera. Timidez, atracción, ansia, soledad, frustración.
Ambientación: no es mucha, un metro, un parque... 
Tiempo interno: presente
Tiempo del relato: actual
Tiempo externo: circular 
El final del relato vuelve al principio
Ella caminaba de este a oeste y yo de oeste a este. Era una bella mañana de abril de 1981. 
Narradores
1a persona (monólogo y testigo) y 3ª persona en la otra historia “Una historia triste, no crees?”
Todo lo que puedo recordar de forma segura es que no era una gran belleza. Extraño.
Discúlpeme, ¿sabría usted si hay en el barrio alguna lavandería 24 horas?
Ella trae un suéter blanco y en su mano derecha estruja un sobre blanco con una sola estampilla.
Y así, tras una pausa en su conversación, el chico le dijo a la chica: Vamos a probarnos, sólo una vez. Si realmente somos los amantes 100% perfectos, entonces alguna vez en algún lugar, nos volveremos a encontrar sin duda alguna y cuando eso suceda y sepamos que somos los 100% perfectos, nos casaremos ahí y entonces, ¿cómo ves?
–Sí –ella dijo– eso es exactamente lo que debemos hacer.
Recursos
Reiteraciones
Media hora sería suficiente: sólo para preguntarle acerca de ella misma, contarle algo acerca de mí, explicarle las complejidades del destino que nos llevaron a cruzarnos uno con el otro en esa calle en Harajuku en una bella mañana de abril  de 1981.
Intertextos

 - (…) quizá veríamos una película de Woody Allen,
 
- Cuando despertaron sus cabezas estaban vacías como la alcancía del joven D. H. Lawrence.
Figuras literarias
- Las frías, indiferentes olas del destino procederían a agitarlos sin piedad.  - (…) y tras pasar semanas entre la vida y la muerte, perdieron toda memoria de los años primeros. 
 Símiles
- Desde el momento que la vi algo retumbó en mi pecho y mi boca seca quedó desierto.
- Como un antiguo reloj construido cuando la paz reinaba en el mundo
Tema, extensión, ideas
El tema es cómo puede darse o malograrse un encuentro amoroso. El tema se repite en la historia extrapolada a la situación supuesta
La extensión es corta: de 3 páginas.
Ideas: solo una, el cuento se centra solo en el encuentro con la chica 100.
Perdóname, podría decir, es posible que yo sea la chica 100% perfecta para ti, pero tú no eres el chico 100% perfecto para mí. Podría suceder, y de encontrarme en esa situación me rompería en mil pedazos, jamás me recuperaría del golpe, tengo treinta y dos años, y de eso se trata madurar.
DESENLACE
Final creativo donde la historia ficticia coincide con la real.
Final cerrado
. Historia circular
Pero el resplandor de sus recuerdos era tan débil y sus pensamientos no tenían ya la claridad de hace catorce años. Sin una palabra, se pasaron de largo, uno al otro, desapareciendo en la multitud. Para siempre. Una historia triste, ¿no crees?
Sí, eso es, eso es lo que tendría que haberle dicho. Una historia triste, ¿no crees?    Sí, eso es, eso es lo que tendría que haberle dicho. 
  
Novedad en la técnica
En el ámbito subjetivo se abre la 2a historia, una dentro de la otra. Es el giro principal y aumento de tensión. Luego da otro giro: el milagro
Bueno, no importa, hubiera empezado: “Érase una vez” y terminado con “Una historia triste, ¿no crees?” Érase una vez un muchacho y una muchacha. El muchacho tenía dieciocho y la muchacha dieciséis. Él no era notablemente apuesto y ella no era especialmente bella. Eran solamente un ordinario muchacho solitario y una ordinaria muchacha solitaria, como todos los demás. Pero ellos creían con todo su corazón que en algún lugar del mundo vivía el muchacho 100% perfecto y la muchacha 100% perfecta para ellos.

Nuevo giro:
Sí, creían en el milagro. Y ese milagro sucedió.
                                                                                  Galu, mayo de 2020


EL CUENTO:
Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril

Una bella mañana de abril, en una callecita lateral del elegante barrio de Harajuku en Tokio, me crucé con la chica 100% perfecta.
A decir verdad, no era tan guapa. No sobresalía de ninguna manera. Su ropa no era nada especial. En la nuca su cabello tenía las marcas de recién haber despertado. Tampoco era joven –debía andar alrededor de los treinta, ni si quiera cerca de lo que comúnmente se considera una “chica”. Aun así, a quince metros sé que ella es la chica 100% perfecta para mí. Desde el momento que la vi algo retumbó en mi pecho y mi boca quedó seca como un desierto. Quizá tú tienes tu propio tipo de chica favorita: digamos, las de tobillos delgados, o grandes ojos, o delicados dedos, o sin tener una buena razón te enloquecen las chicas que se toman su tiempo en terminar su merienda. Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto. A veces en un restaurante me descubro mirando a la chica de la mesa de al lado porque me gusta la forma de su nariz.
Pero nadie puede asegurar que su chica 100% perfecta corresponde a un tipo preconcebido. Por mucho que me gusten las narices, no puedo recordar la forma de la de ella –ni siquiera si tenía una. Todo lo que puedo recordar de forma segura es que no era una gran belleza. Extraño.
–Ayer me crucé en la calle con la chica 100% perfecta –le digo a alguien.
–¿Sí? –dice él– ¿Estaba guapa?
–No realmente.
–De tu tipo entonces.
–No lo sé. Me parece que no puedo recordar nada de ella, la forma de sus ojos o el tamaño de su pecho.
–Raro.
–Sí. Raro.
–Bueno, como sea –me dice ya aburrido–, ¿qué hiciste? ¿Le hablaste? ¿La seguiste?
–Nah, sólo me crucé con ella en la calle.
Ella caminaba de este a oeste y yo de oeste a este. Era una bella mañana de abril.

Ojalá hubiera hablado con ella. Media hora sería suficiente: sólo para preguntarle acerca de ella misma, contarle algo acerca de mí, y –lo que realmente me gustaría hacer– explicarle las complejidades del destino que nos llevaron a cruzarnos uno con el otro en esa calle en Harajuku en una bella mañana de abril de 1981. Algo que seguro nos llenaría de tibios secretos, como un antiguo reloj construido cuando la paz reinaba en el mundo.
Después de hablar, almorzaríamos en algún lugar, quizá veríamos una película de Woody Allen, entrar en el bar de un hotel para tomar unos cócteles. Con un poco de suerte, terminaríamos en la cama.
La posibilidad toca en la puerta de mi corazón.
Ahora la distancia entre nosotros es de apenas 15 metros.
¿Cómo acercarme? ¿Qué debería decirle?
–Buenos días, señorita, ¿podría compartir conmigo media hora para conversar?
Ridículo. Sonaría como un vendedor de seguros.
–Discúlpeme, ¿sabría usted si hay en el barrio alguna lavandería 24 horas?
No, simplemente ridículo. No cargo nada que lavar, ¿quién me creería en una línea como esa?
Quizá simplemente sirva la verdad: Buenos días, tú eres la chica 100% perfecta para mí.
No, no se lo creería. Aunque lo dijera es posible que no quisiera hablar conmigo. Perdóname, podría decir, es posible que yo sea la chica 100% perfecta para ti, pero tú no eres el chico 100% perfecto para mí. Podría suceder, y de encontrarme en esa situación me rompería en mil pedazos, jamás me recuperaría del golpe, tengo treinta y dos años, y de eso se trata madurar.
Pasamos frente a una florería. Un tibio airecito toca mi piel. La acera está húmeda y percibo el olor de las rosas. No puedo hablar con ella. Ella trae un suéter blanco y en su mano derecha estruja un sobre blanco con una sola estampilla. Así que ella le ha escrito una carta a alguien, a juzgar por su mirada adormecida quizá pasó toda la noche escribiendo. El sobre puede guardar todos sus secretos.
Doy algunas zancadas y giro: ella se pierde en la multitud.
Ahora, por supuesto, sé exactamente qué tendría que haberle dicho. Tendría que haber sido un largo discurso, pienso, demasiado tarde como para decirlo ahora. Se me ocurren las ideas cuando ya no son prácticas.
Bueno, no importa, hubiera empezado “Érase una vez” y terminado con “Una historia triste, ¿no crees?”
Érase una vez un muchacho y una muchacha. El muchacho tenía dieciocho y la muchacha dieciséis. Él no era notablemente apuesto y ella no era especialmente bella. Eran solamente un ordinario muchacho solitario y una ordinaria muchacha solitaria, como todos los demás. Pero ellos creían con todo su corazón que en algún lugar del mundo vivía el muchacho 100% perfecto y la muchacha 100% perfecta para ellos. Sí, creían en el milagro. Y ese milagro sucedió.
Un día se encontraron en una esquina de la calle.
–Esto es maravilloso –dijo él–. Te he estado buscando toda mi vida. Puede que no creas esto, pero eres la chica 100% perfecta para mí.
–Y tú –ella le respondió– eres el chico 100% perfecto para mí, exactamente como te he imaginado en cada detalle. Es como un sueño.
Se sentaron en la banca de un parque, se tomaron de las manos y contaron sus historias hora tras hora. Ya no estaban solos. Qué cosa maravillosa encontrar y ser encontrado por tu otro 100% perfecto. Un milagro, un milagro cósmico.

Sin embargo, mientras se sentaron y hablaron una pequeña, pequeñísima astilla de duda echó raíces en sus corazones: ¿estaba bien si los sueños de uno se cumplen tan fácilmente?
Y así, tras una pausa en su conversación, el chico le dijo a la chica: Vamos a probarnos, sólo una vez. Si realmente somos los amantes 100% perfectos, entonces alguna vez en algún lugar, nos volveremos a encontrar sin duda alguna y cuando eso suceda y sepamos que somos los 100% perfectos, nos casaremos ahí y entonces, ¿cómo ves?
–Sí –ella dijo– eso es exactamente lo que debemos hacer.
Y así partieron, ella al este y él hacia el oeste.
Sin embargo, la prueba en que estuvieron de acuerdo era absolutamente innecesaria, nunca debieron someterse a ella porque en verdad eran el amante 100% perfecto el uno para el otro y era un milagro que se hubieran conocido. Pero era imposible para ellos saberlo, jóvenes como eran. Las frías, indiferentes olas del destino procederían a agitarlos sin piedad.
Un invierno, ambos, el chico y la chica se enfermaron de influenza, y tras pasar semanas entre la vida y la muerte, perdieron toda memoria de los años primeros. Cuando despertaron sus cabezas estaban vacías como la alcancía del joven D. H. Lawrence.
Eran dos jóvenes brillantes y determinados, a través de esfuerzos continuos pudieron adquirir de nuevo el conocimiento y la sensación que los calificaba para volver como miembros hechos y derechos de la sociedad. Bendito el cielo, se convirtieron en ciudadanos modelo, sabían transbordar de una línea del subterráneo a otra, eran capaces de enviar una carta de entrega especial en la oficina de correos. De hecho, incluso experimentaron otra vez el amor, a veces el 75% o aún el 85% del amor.
El tiempo pasó veloz y pronto el chico tuvo treinta y dos, la chica treinta.
Una bella mañana de abril, en búsqueda de una taza de café para empezar el día, el chico caminaba de este a oeste, mientras que la chica lo hacía de oeste a este, ambos a lo largo de la callecita del barrio de Harajuku de Tokio. Pasaron uno al lado del otro justo en el centro de la calle. El débil destello de sus memorias perdidas brilló tenue y breve en sus corazones. Cada uno sintió retumbar su pecho. Y supieron:
Ella es la chica 100% perfecta para mí.
Él es el chico 100% perfecto para mí.
Pero el resplandor de sus recuerdos era tan débil y sus pensamientos no tenían ya la claridad de hace catorce años. Sin una palabra, se pasaron de largo, uno al otro, desapareciendo en la multitud. Para siempre.
Una historia triste, ¿no crees?
Sí, eso es, eso es lo que tendría que haberle dicho.
Haruki Murakami



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