jueves, 12 de noviembre de 2020

Conversación con el segundo hijo. Antonio Mejía Gutiérrez

Antonio Mejía, su esposa Lucero Montes y sus hijos Simón, Felipe y Miguel, eran vecinos de mi hermana, a quien yo visitaba a diario,  Este poema me impactó y siempre lo recuerdo. Se lo he dedicado a mi segundo hijo, Federico:


Conversación con el segundo hijo



En tiempos muy remotos, hijo mío,

los hombres fueron tristes, desiguales.

Los menos, por ser todopoderosos.

Los más, por ser esclavos y ser frágiles

.

También, en esos tiempos ya lejanos,

era el hijo mayor más importante.

Tenía derechos sobre los segundos,

a pesar del afecto y de la sangre.

 

Pero llegaron los libertadores,

Espartaco y Bolívar y sus ángeles.

Y poblaron el mundo de palomas

con las alas de todas las verdades.

 

Después de las espadas y las plumas,

hoy nacemos, por fin, todos iguales.

Lo importante es vivir, no de primeros,

sino con toda el alma. Nunca es tarde.

 

Para llegar al tiempo y a la vida,

al espacio, al amor, a las bondades.

Hay lugar para todos en el mundo:

Para los cabos y los generales.

 

Hay lugar para el beso, para el surco.

Para el nido y la cuna, no hay edades.

No hay segundo en la paz, en la alegría.

Ni existe, en el amor, segundas partes.

 

El viento no conoce prelaciones,

ni sabe el padre sol de prioridades.

A todos nos alumbran y calientan

el corazón y el sol: somos iguales.

 

Te lo cuento, hijo mío, como hermano,

nací el sexto entre diez, si no lo sabes.

Y nunca me han faltado el sol ni el agua.

¡Y fui igual ante el pecho de mi Madre! 

                                                       Antonio Mejía Gutiérrez

                                                       Poeta caldense (1942-2009)

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