Lo siniestro: un recurso narrativo para inquietar
Si buscas una forma efectiva de generar angustia y extrañeza en tu escritura, lo siniestro —también traducido como lo ominoso— es un recurso narrativo poderoso y profundamente psicológico. En este artículo exploramos su origen, funcionamiento y cómo aplicarlo a tus cuentos o novelas.
¿Qué es lo siniestro?
El término proviene del ensayo Lo ominoso (Das Unheimliche, 1919), escrito por Sigmund Freud. Allí plantea que lo siniestro surge cuando algo que nos era íntimo y familiar regresa bajo una forma extraña o amenazante. Es la aparición inquietante de lo que creíamos enterrado o superado.
Por ejemplo:
- Una muñeca que parece tener vida propia.
- Un lugar de la infancia que ya no reconocemos.
- Un recuerdo que vuelve en forma deformada.
Freud retoma ideas del psiquiatra Ernst Jentsch, quien asociaba lo ominoso con la incertidumbre sobre lo que es real. Como cuando un personaje parece humano pero tal vez no lo es: autómatas, maniquíes, muñecos, sombras con forma humana.
Repetición y angustia
Freud añade un ingrediente clave: la repetición involuntaria. Lo que debía ser casual se vuelve inquietante porque se repite. Algo inocente —una palabra, una imagen, una fecha—, si se presenta más de una vez en un contexto inesperado, puede adquirir un carácter fatal o inevitable.
Esto convierte lo siniestro en una forma refinada de terror psicológico: no muestra un monstruo, sino que perturba por el eco de lo íntimo, por la sospecha de que algo no está bien... aunque no sepamos exactamente qué.
Ejemplo: Memorial de Elvira Navarro
Un excelente ejemplo reciente de lo siniestro lo encontramos en el cuento Memorial (Navarro, 2019). En esta historia, la protagonista recibe una solicitud de amistad en Facebook. El perfil tiene una foto conocida y un nombre extraño: Apep Otein. Tarda días en reaccionar. Cuando abre el perfil, descubre lo peor: es su madre fallecida dos semanas atrás. El nombre es su nombre invertido: Pepa Nieto.
Desde ese momento, comienzan a aparecer en el muro fotos y audios íntimos, nunca compartidos. Imágenes de su infancia, recuerdos que nadie más podría tener, fotos desde ángulos imposibles. Todo esto no solo despierta la duda de si es una broma cruel, un acto de suplantación o una aparición fantasmal, sino que además activa su memoria emocional de forma inquietante. Como bien describe Navarro:
“Todo correspondía a situaciones que su madre había vivido con ella, o mejor: ella había vivido con su madre. Esas voces y esas imágenes eran pedazos de su memoria. [...] Únicamente en su interior existía tal registro de recuerdos” (Navarro, 2019).
La protagonista empieza a desestabilizarse. La repetición de recuerdos en forma digital produce un efecto ominoso: el pasado vuelve, pero con otro rostro. Lo más íntimo se convierte en amenaza.
Ideas para aplicar lo siniestro a la escritura:
Introducir objetos cotidianos con un giro amenazante (un diario, una foto, una habitación).
Usar la repetición involuntaria para crear sensación de fatalidad.
Trabajar con el regreso de lo reprimido: traumas familiares, secretos, recuerdos deformados.
Jugar con la ambigüedad entre lo vivo y lo no vivo, lo real y lo alucinado.
Incorporar elementos digitales (perfiles, audios, archivos) como nuevos vehículos de lo ominoso.
Ejercicio creativo
- Escribe una escena breve en la que un personaje:
- Encuentra algo cotidiano de su pasado (una carta, una foto, una canción), Pero ese elemento se presenta fuera de lugar o de tiempo, como si no debiera estar ahí, Y su aparición genera angustia, sin necesidad de explicaciones sobrenaturales claras.
- Pregúntate: ¿qué vuelve inquietante ese objeto o recuerdo? ¿Cómo lo percibe el personaje?
Créditos y bibliografía:
UNIR, Máster en escritura creativa.
Freud, Sigmund (1992). Lo ominoso. En Obras completas, Vol. XVII. Trad. L. López-Ballesteros. Madrid: Biblioteca Nueva.
Jentsch, Ernst (1906). Sobre la psicología de lo siniestro.
Navarro, Elvira (2019). La isla de los conejos. Madrid: Random House.
Hoffmann, E. T. A. El hombre de arena (1816).
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