martes, 20 de febrero de 2024

Un nuevo texto poético costumbrista del escritor John Hoyos

 

LOS ANDENES


Las aceras son las muchachas

más sico-rígidas de la ciudad.


A veces con adoquines,

otras con baldosines

y siempre con líneas rectas trazadas en su concreto.


¡Tan cuadriculadas ellas!


Por aquello de su vida tan arrastrada

tienen cercanía con las alpargatas y las chanclas.

Se precian de saber cuáles peatones estrenan zapatos

y quiénes precisan de un cambio urgente de suelas.


Muchos las acusan de mironas,

más que las luminarias,

pues se divierten mirando las pantaletas de las damas

y hacen apuestas sobre el color de las tangas de las chicas que las pisotean. 


Odian los tacones de puntillas,

las hieren en sus entrañas.


En los días de lluvia

se mofan de quienes caen de espaldas

y sienten enorme placer besando sus traseros.


Se estremecen cuando los chicos las pintan para jugar rayuela

(Buenos días, don Julio) y, 

en tiempos pasados, 

eran las rutas de Vueltas a Colombia con tapas de cerveza.


Están orgullosas de su labor social,

son el duro lecho de los habitantes de calle

y la vitrina de vendedores informales.


Dicen que ocupan el nivel más bajo del amueblamiento urbano, 

no lo creen así, siempre están más altas que las calzadas.


Les parece ridículo el lenguaje inclusivo, 

se sienten bien como andenes o como aceras.


                                                           John Hoyos

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