viernes, 25 de febrero de 2022

Tips para mejorar nuestra narrativa: 8. Epígrafes. 9. Estructura

Seguimos aprovechando la generosidad del portal Ciudad Seva del escritor LUIS LÓPEZ NIEVES (https://ciudadseva.com/texto/instrucciones-para-escribir-cuentos-o-novelas/) y repasemos los consejos prácticos que nos ofrece para mejorar nuestra narrativa.

Recorramos hoy los siguientes aparte 8 y 9 de Pura Literatura:

8. Epígrafes

Un epígrafe es una cita breve (propia o ajena) que suele colocarse al comienzo de un cuento o de una novela. Hay muchas razones por las que se puede utilizar este recurso. Puede ser una frase o verso que:

  • Inspiró nuestra obra.
  • Sirve de introducción a nuestra obra.
  • Ofrece información útil para comprender o aclarar nuestra obra.
  • Comenta o anticipa el estilo de nuestra obra.
  • Sintetiza nuestra obra.
  • Etcétera.

La costumbre es colocar el epígrafe debajo del título, pero antes de la primera oración de la obra. Se coloca a la derecha, en letra más pequeña y en cursiva. En esta forma queda claro que no es parte de la obra, sino que es un epígrafe.

Incluir o no incluir epígrafes depende de la preferencia del autor. Obviamente no es obligatorio.

Termino con dos ejemplos de epígrafes. Son los comienzos de dos cuentos. En el primer ejemplo Cortázar aporta información útil para comprender su cuento. En el segundo, Villiers cita a un príncipe para anticipar el tema del suyo.

La noche boca arriba

por Julio Cortázar

Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos;
le llamaban la guerra florida.

A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde y se apuró a salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado le permitía guardarla. En la joyería de la esquina vio que eran las nueve menos diez; llegaría con tiempo sobrado adonde iba (…)

Antonia

por Villiers de L’Isle Adam

Íbamos a menudo a casa de la Duthé: allí hablábamos
de moral y otras veces hacíamos cosas peores.

-El príncipe de Ligne

Antonia vertió agua helada en un vaso y puso en él su ramo de violetas de Parma:

-¡Adiós a las botellas de vino de España! -dijo.

E, inclinándose hacia un candelabro, encendió, sonriendo, un papelito liado con una pizca de phëresli; este movimiento hizo brillar sus cabellos, negros como el carbón.


9. Estructura

Estructura moderna

En términos muy generales podemos decir que hay dos tipos de estructuras narrativas: la tradicional y la moderna.

La estructura moderna es la más fácil de definir porque no existe. O digamos que son tantas y tantas que no se pueden describir, porque la estructura moderna consiste en que el escritor cuenta su historia como le da la gana. En cada texto crea su estructura propia. Descarta casi por completo el uso cronológico de los cuatro pasos de la estructura tradicional.

En la nota sobre estructura tradicional dije que esta consiste de cuatro pasos: Introducción, Desarrollo, Clímax y Desenlace.

En la estructura moderna el autor podría comenzar su novela o cuento en el mismo clímax. O en el desenlace. O empezar en el desarrollo. O donde mejor entienda que debe comenzar la historia. El autor no sigue reglas. Bueno, digamos que la única regla es que la historia sea coherente… y que tenga un conflicto, porque sin conflicto no hay cuento ni novela.

Si utilizamos a “La Caperucita Roja” como ejemplo, el cuento podría comenzar de estas maneras:

1. Comenzar por el desenlaceLa Caperucita Roja, feliz por haberse salvado del lobo, besó a su mamá, quien la abrazaba con los ojos llenos de lágrimas de felicidad. Tanto el cazador como la abuela observaban con satisfacción. Al lado de la cama, en un inmenso charco de sangre, yacía un lobo muerto. Al mirarlo, la Caperucita recordó cuando, tras desobedecer las órdenes de su madre, se encontró de frente con el lobo que la esperaba en el bosque. El lobo le preguntó para dónde iba y ella le contestó…

En este primer ejemplo (comenzar por el desenlace), en algún momento el autor obviamente debe generar una escena retrospectiva para entonces contar lo que sucedió antes del desenlace.

2. Comenzar por el clímaxEl lobo tumbó con las patas a la Caperucita Roja, quien lloraba y gritaba desesperada. El terrible animal, de largos colmillos, le colocó las patas sobre el pecho, de manera que la niña no se podía levantar. Tras lamerle el cuello varias veces, el animal se dispuso a morder de una vez para desgarrar el cuello y empezar a comerse a la Caperucita.  De pronto se abrió la puerta de la casa y entró un cazador enorme, quien al darse cuenta de lo que sucedía apuntó con su escopeta y mató al lobo.

En este segundo ejemplo (comenzar por el clímax), el autor ha optado por empezar en el momento más intenso de su narración. Culmina el conflicto. Evidentemente, el autor tendrá que buscar la manera de contarnos cómo se llegó a este momento climático.

3. Comenzar por el desarrollo: La Caperucita Roja entró al bosque para llevarle una canasta de frutas a su abuela. De pronto se encontró de frente con un lobo de dientes enormes que le preguntó: ¿Adónde vas?

En este tercer ejemplo (comenzar por el desarrollo), la narración comienza directamente en el conflicto. No hay introducción de ningún tipo. A este tipo de comienzo también se le conoce como “in media res”, término latino que significa “en medio de la cosa”. A partir de este comienzo, el autor puede simplemente continuar adelante y contar la historia. O puede volver atrás para ofrecernos escenas del pasado que llevaron a esa escena inicial.

Estos son solo unos ejemplos mínimos de lo que puede hacer un autor con la estructura moderna. Es decir, puede comenzar en el desenlace, el clímax o el desarrollo.

Pero también puede crear cualquier estructura que desee. Por ejemplo, es común que la estructura moderna prescinda de algunos pasos que la estructura tradicional consideraba imprescindibles. Es poco frecuente encontrar un cuento moderno que incluya una introducción tradicional o un desenlace tradicional. Estos dos pasos, en gran medida, han desaparecido.

Sin embargo, tanto el desarrollo (conflicto) como el clímax (punto de mayor tensión) siguen siendo indispensables. Sin conflicto no hay novela ni cuento. Sin clímax la novela o el cuento se quedarían a medias, incompletos. Desarrollo y clímax son imprescindibles.

En gran medida el lector contemporáneo prefiere y se ha acostumbrado a narraciones que comienzan in media res.

Hoy día las largas introducciones se perciben como aburridas. El lector moderno prefiere comenzar con el conflicto y luego (en el camino) irse enterando de los detalles que sean necesarios para entender la historia con mayor profundidad.

Resumo: no hay estructura moderna. Cada autor moderno inventa la estructura propia.

Sin embargo, aclaro que estos son precisamente los retos que interesan a un escritor. Por ejemplo, un escritor se puede decir: “Ya que las introducciones largas no están de moda, yo voy a escribir un cuento bueno y moderno con una larga introducción”. Será su reto. Pero lo hará de tal forma que al lector le gustará leer esta introducción. El lector se quedará con la impresión de que esa introducción tenía algo “diferente”, era original, no era anticuada, y por eso representa un reto superado con éxito por parte del autor.

 

Estructura tradicional

Desde niños ya somos expertos en la estructura tradicional, porque es la que utilizan casi todos los cuentos de hadas e infantiles que nos contaban nuestros padres. Consiste de cuatro partes:

1. Introducción

2. Desarrollo

3. Clímax

4. Desenlace

 

1. En la Introducción normalmente se contextualiza la historia. Se indica la época, el lugar, los personajes, etc. Se describe el país, la ciudad, la calle, la casa, la habitación, la cama, la almohada; también los personajes, la ropa que visten, sus modos de transporte, la comida, etc. En fin, se presenta la información que, en opinión del autor, hace falta conocer antes de contar la historia como tal.

Si usamos como ejemplo “La Caperucita Roja”, pues la introducción generalmente indica que “había una vez” una muchacha muy buena y bonita que vivía con su mamá en la orilla del bosque. (“Había una vez” es una fórmula tradicional que significa “hace un montón de tiempo en un lugar impreciso”.) La mamá era de X manera, la nena era de Y manera. Y ambas vivías felices en una casita que era de Z manera. La mamá horneaba postres, la nena jugaba con su muñeca y olía las rosas; en fin, todo era pura felicidad. Y a la muchacha le decían Caperucita Roja porque la mamá le había hecho una hermosa capa roja.

2. El Desarrollo empieza cuando comienza el conflicto. Hasta ahora no ha habido conflicto, todo el mundo es feliz, todos están contentos, pero un día la mamá le pide a la Caperucita que le lleve una cesta de comida a la abuela y le advierte que no entre al bosque porque el lobo se la puede comer. La nena sale, pero de inmediato entra al bosque y se encuentra con el lobo. Ha comenzado el conflicto porque ya existe la posibilidad muy real de que el lobo se coma a la niña.

A partir de ahora estamos en pleno Desarrollo del cuento. Continuamos leyendo porque queremos (necesitamos) saber si la Caperucita se va a salvar o si el lobo malvado se la comerá. La tensión narrativa continúa aumentando. Normalmente la inmensa mayoría de un cuento o novela, la casi totalidad de un cuento o novela, es el Desarrollo.

Llega la escena de la cama. Abuelita, qué ojos grandes. Abuelita, qué orejas grandes. Abuelita, qué dientes grandes. Hasta que de pronto el lobo sadista intenta comerse a la pobre Caperucita. Entonces aparece el cazador y mata al lobo.

Hay muchas otras versiones de este cuento, porque es folclórico y cada persona lo cuenta a su manera. En otras versiones, por ejemplo, el lobo se come a la Caperucita y a su abuela, pero el cazador le abre el vientre al lobo muerto y saca a las dos víctimas. O la abuela está encerrada en la despensa. Etc.

Usemos la versión en que la abuela está encerrada en el ropero y el cazador mata al lobo en el momento justo en que intenta comerse a la Caperucita.

Tan pronto muere el lobo, ha terminado el Desarrollo porque ya no hay tensión narrativa. Podemos dormir tranquilos. La Caperucita se ha salvado.

3. El Clímax es el momento en que el cazador mata al lobo. Es el punto de mayor intensidad en la narración. Y justamente en este punto climático es que termina el Desarrollo porque ha cesado el conflicto. El lobo ha muerto y la Caperucita ya no está en peligro. La razón de ser del cuento, que era contarnos la peligrosa aventura de la Caperucita con el lobo, ha terminado. El Clímax suele ser breve, aunque podría extenderse.

4. En el Desenlace meramente se atan los cabos sueltos de la historia. En una de las versiones más conocidas, llega la mamá a la casa de la abuela. Ella y el cazador sacan a la abuela del cuartito en que estaba encerrada o de la barriga del lobo. La sonriente Caperucita anuncia que aprendió su lección y que nunca volverá a desobedecer a su mamá. Todos sonríen felices y se abrazan. El cazador (soltero) y la mamá (viuda) se miran con una gran sonrisa. Poco tiempo después la mamá y el cazador se casan y todos viven felices para siempre.

En resumen, esta es la estructura tradicional de un cuento o una novela. Es la que muchos autores -conocidos y desconocidos- han utilizado durante miles de años para contar sus narraciones. Sin embargo, ya no se usa mucho porque los autores modernos prefieren usar estructuras modernas.




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