domingo, 7 de septiembre de 2025

Hoy presentación del libro Primera Antología Vecinas del Cuento

 






Leer y escribir, un gozo eterno

 

Por Alejandra Jaramillo Morales, escritora

 

En el año 2021 recibí una llamada de Las vecinas del cuento. Lo primero que imaginé fue que me llamaban de un club de lectura, un grupo más de mujeres o de personas que se reúnen a leer literatura. Me emocioné, porque en los últimos años he presenciado, en múltiples visitas, esos encuentros de lectores y lectoras que mantienen la vitalidad de la literatura en la cultura colombiana. Al inicio me encontré con muchos clubes de mujeres pensionadas, pero con el tiempo los clubes siguen pululando y ahora hay de múltiples lugares, de diversos grupos etarios y que leen una gran diversidad de géneros y corrientes literarias. Leer en Colombia se ha convertido en un acto colectivo, una actividad que une y permite la aparición de preguntas y sentires fundamentales para la vida.

Sin embargo, la invitación no era a conversar sobre la lectura de un libro, Las vecinas del cuento no eran solo un magnífico grupo de lectoras, eran un taller de escritura. Eran un grupo de mujeres pensionadas, que entre diversas actividades posibles escogieron el placer de leer y escribir y que buscaron el apoyo de la Red Relata del Ministerio de Cultura para consolidarse como taller en la ciudad de Manizales. Encontrarme con estas mujeres me alegró mucho, y aunque las políticas sociales para las mujeres pensionadas siguen quedándose cortas, al no considerar alternativas a la simple atención en salud, saber que ellas habían encontrado el camino de la lectura y la escritura, que siempre van juntas, me emocionó.

Desde su fundación, este colectivo ha desarrollado un riguroso proceso de formación literaria, participando en talleres de escritura creativa, clubes de lectura y encuentros con escritores y escritoras reconocidas. Además, gracias a su participación en la red Relata, han generado articulación con otros grupos literarios del país y el acceso a programas de formación con escritores de trayectoria, demostrando su compromiso y reconocimiento institucional.

Durante varios meses me reuní con ellas, leímos juntas, conversamos sobre lo que significa escribir ese género mayor que es el cuento, y las acompañé en la escritura de sus propios textos. De hecho, me alegró, al leer este libro, que ahora publican algunos de los textos que en ese tiempo comentamos. Claro está, debo decir, que encontré esos textos conocidos y los muchos otros que acá se están publicando, muy trabajados, cuidadosamente corregidos y bien logrados.

Esta antología muestra el talento literario de estas mujeres, quienes han sido reconocidas en concursos nacionales e internacionales y han publicado sus obras en diversas antologías. Encontramos en estas historias una diversidad de temas y formas de narrar. Cristina Botero Calderón explora formas de la locura y las alucinaciones, una infancia llena de olvidos, los abusos en el matrimonio y el vicio por el juego y nos recuerda el estruendoso final de los seres que fueron arrastrados por la avalancha de Armero; María Elena Jiménez narra los devenires del amor de pareja y las culpas que se enmarañan en esos amores, plantea la ambigüedad entre la responsabilidad y la culpa en el amor a la madre y culmina con el fantasma de la brutalidad creada por los negocios sucios y la sanción por la infidelidad; Martha Lucía Londoño Carvajal nos lleva a vivir la ansiedad y así mismo nos lanza a un universo futurista, místico, indígena de nanochips que pueden producir interconexión neuronal para hacernos posible vivir las emociones y los pensamientos de otros seres. ¿Podremos así recuperar memorias perdidas? Oímos también en sus cuentos Las cuatro estaciones de Vivaldi marcando el mundo interno de los personajes, la música y la vida entrelazadas; Beatriz Elena Santander Mejía transita por la pandemia, el encierro y la muerte, y en otra dirección explora la duda de si puede uno amar a un criminal; Luz Adriana Suárez González nos sumerge en la crianza amorosa que deriva en el vacío, el silencio de un niño y su abuela que pierden todo en la distancia y en un registro muy diferente nos entrega una historia mitológica en una vuelta de tuerca; finalmente tenemos a Galu -Olga Lucía- Jaramillo Ochoa y sus cuentos, una nueva visita a la noche septembrina, el eco del amor de los héroes, la locura desatándose entre una madre y un hijo sometidos a acompañarse por siempre, odios familiares, un delicado cuento que gira sobre una extraña pregunta: ¿Puede cazarse la soledad? Y un juego de espejos donde la soledad descuella entre la muchedumbre y nos refleja brutales y abrumados.

Les invito pues a adentrarse en esta lectura, a disfrutar estos cuentos que son el resultado de un proceso de escritura juicioso y definitivamente feliz. 



 








lunes, 1 de septiembre de 2025

RECUÉRDAME. Por la memoria de Ana Catalina Gómez Gallo, este poema de David Harkin.

RECUÉRDAME

 

Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva,

o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;

tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver,

o puede estar lleno del amor que compartiste.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y darle la espalda,

o puedes hacer lo que a ella le gustaría:

Sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

                                                                David Harkins.

Con toda consideración a su hermana, Sofía, y a sus padres Liliana y Jaime. A sus familiares y amigos. 

Que la paz vuelva a sus corazones y el recuerdo de ese ser tan querido ilumine sus vidas.