Decálogo del escritor
Margaret Atwood
1. Tenga un lápiz a mano
para escribir en los aviones. Las lapiceras chorrean. Sin embargo, si la
mina se rompe no la puede afilar porque no se puede llevar un cuchillo a
bordo. Así que lleve dos lápices.
2. Si al segundo lápiz se le rompe la mina
siempre puede recurrir a una lima de uñas de metal o de cristal.
3. Lleve algo para escribir. El papel es bueno.
En un apuro, pedazos de madera o su propio brazo son útiles.
4. Si usa una computadora, guarde siempre los
textos en un pen-drive.
5. Haga ejercicios de espalda. El dolor distrae.
6. Mantenga la atención del lector (probablemente
lo logre si consigue mantener la suya). Pero no sabe quién es el lector,
de modo que es como pescar peces con una honda en la oscuridad. Lo que
fascina a A matará de aburrimiento a B.
7. Lo más probable es que necesite un
diccionario, una gramática elemental y un asidero a la realidad. Esto
último significa que no hay almuerzo gratis. La escritura es un trabajo.
También un juego. No le dará un plan de
pensiones. Algunas personas pueden prestar ayuda, pero en esencia lo único
que cuenta es Ud. Nadie lo obliga a hacerlo: Ud. lo eligió, así que no se
queje.
8. Nunca lea su obra con la inocente expectativa
que tiene en la primera y deliciosa página de un libro nuevo, porque Ud.
la escribió. Ha estado entre bambalinas. Ha visto cómo los conejos se
metían en el sombrero. Pídale a un par de amigos que le echen un vistazo
antes de lanzarlo al negocio editorial. Pero es mejor que no tenga una
relación romántica con ninguna de esas personas, a no ser que quiera
romper con ella.
9. No se quedes sentado en
medio del bosque. Si está perdido en la trama o se ha bloqueado, vuelva
sobre sus pasos allí donde erró. Y tome otro camino. Y/o cambie al personaje.
Cambie el tiempo. Cambie la primera página.
10. La oración debería funcionar. O leer algo más. O una visualización constante del Santo Grial, que es la versión final y publicada de su esplendoroso libro.
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