Aprovechemos la generosidad del portal Ciudad Seva del escritor LUIS LÓPEZ NIEVES (https://ciudadseva.com/texto/instrucciones-para-escribir-cuentos-o-novelas/) y repasemos los consejos prácticos que nos ofrece para mejorar nuestra narrativa con los temas de ESCRITURA
11. Títulos, tratamientos,
cargos y rangos van en minúsculas
Los títulos, tratamientos, cargos, rangos, etcétera, van en minúsculas. Por tanto, lo correcto es:
- Ayer
vi a doña María,
la directora de la escuela.
- Mi
jefe es el señor
Rivera.
- Leí
las Crónicas del rey Alfonso.
- Ayer
leyeron la biografía del presidente Torres.
- Tuve
que visitar con urgencia a la doctora Ramos.
- Ayer
por la tarde entrevistaron al profesor Sánchez.
- Mi
abogado favorito es el licenciado
López Schroeder.
- El coronel Cortés reunió a los
soldados.
- Con
bastante frecuencia leo a san Mateo.
- El papa Benedicto XVI abdicó en el
2013.
Solo se utilizan las mayúsculas cuando se usan abreviaturas. Algunos ejemplos son:
- Ayer
vi a Dª María, la directora de la escuela.
- Mi
jefe es el Sr. Rivera.
- Tuve
que visitar con urgencia a la Dra.
Ramos.
- Ayer
por la tarde entrevistaron al Prof.
Sánchez.
- Mi
abogado favorito es el Lcdo. López Schroeder.
12. Voz pasiva
La escritura activa es más efectiva que la pasiva. Veamos el siguiente ejemplo:
La galleta fue comprada por Yolanda.
El sujeto de esta oración es “Yolanda”. Ella es la que lleva a cabo la
acción. Sin embargo, la oración está escrita de manera pasiva, lo cual le resta
fuerza y en realidad suena torpe.
Si existe una mujer, se llama Yolanda y ha comprado una galleta, la
manera más natural y agradable de escribirlo sería en voz activa:
Yolanda compró la galleta.
Es la forma más natural porque en nuestro idioma la
estructura básica es sujeto y luego verbo. Sujeto es el que lleva a cabo la acción. El verbo es la acción.
En el ejemplo anterior, el sujeto es “Yolanda” porque lleva a cabo la acción. Y
la acción es el verbo “comprar”.
Veamos los siguientes ejemplos:
El niño fue rescatado por su padre.
La pared de mi casa fue pintada por mí.
El televisor fue regalado por mi hermana.
Los tres ejemplos anteriores están redactados en voz pasiva. Comparemos
con las versiones en voz activa:
El padre rescató a su niño.
Pinté la pared de mi casa.
Mi hermana regaló el televisor.
Creo evidente que la versión en voz activa es superior a la voz
pasiva. Primero, suena mejor al oído. Segundo, ahorra palabras.
“El televisor fue regalado por mi hermana” utiliza 7 palabras. En
cambio, “Mi hermana regaló el televisor” usa 5 palabras. El ahorro de palabras es una virtud al escribir.
Por tanto, es un defecto abusar de la voz
pasiva.
¿Significa que no debe usarse nunca? En términos generales es preferible
evitar la voz pasiva. Pero, como suelo decir en estas notas, en la literatura siempre hay excepciones. El escritor
principiante comete el error de abusar de la voz pasiva. Lo
importante es saber cuándo y cómo usarla.
Digamos, por ejemplo, que estás escribiendo un ensayo sobre Puerto Rico.
Es posible que lo comiences con la oración “Puerto Rico fue descubierto por
Cristóbal Colón durante su segundo viaje en el 1493”. Este uso de la voz pasiva
se justifica, tal vez, porque el tema no es Colón, es Puerto Rico; con esta voz
pasiva se le otorga protagonismo a la bellísima isla de Puerto Rico.
Otra excepción es cuando se intenta ser menos directo (o más “suave”)
con el mensaje. Digamos que el hijo irresponsable del dueño de una fábrica
atropella al querido perro de un obrero con su automóvil. El obrero humilde
quiere reclamarle al dueño, pero no desea ofenderlo ni ponerlo de mal humor (ni
perder el empleo). Es probable que le diga algo como:
Señor, mi perro fue atropellado por su hijo.
Al usar la voz pasiva, casi suena como si la culpa fuera del perro. Se
evita lo que podría sonar (en voz activa) como una acusación más fuerte y
personal:
Señor, su hijo atropelló a mi perro.
Otro ejemplo que se me ocurre sería durante una entrevista a un escritor
famoso, a quien le pregunten sobre su formación académica. Quizás diga:
Fui educado por jesuitas.
La voz activa como que no funcionaría bien en este caso, porque el
entrevistado tendría que decir “Los jesuitas me educaron”, lo cual en este
contexto suena raro o demasiado tajante.
Estos son algunos ejemplos de posibles usos de la voz pasiva. Pero, en general, creo preferible que el escritor principiante evite la voz
pasiva… o que solo la utilice cuando tenga claro su uso.
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