2. Preposiciones “de” y “a”
Preposición "de": ¿Cómo saber si hay dequeísmo o queísmo?
Hay que convertir la expresión que nos hace
dudar en frase interrogativa. Si necesitamos la preposición «de» para hacer la
pregunta, en la oración de nuestra duda también se empleará esta preposición.
Otro método para reconocer el error consiste en
sustituir la proposición (oración) subordinada sustantiva por un pronombre
demostrativo (eso, esto...). Hay que tener presente que la frase subordinada
empieza con la conjunción «que».
Después de este repaso, ya estamos listos para
analizar las oraciones planteadas en la consulta. Apliquemos la recomendación
de reemplazar la oración subordinada por el pronombre demostrativo:
Siempre llego a la conclusión que debemos
leer más o Siempre llego
a la conclusión de que debemos leer más.
En las dos oraciones tenemos que sustituir «que
debemos leer más» por el pronombre demostrativo «eso»:
Siempre llego a la conclusión eso (incorrecto).
Siempre llego a la conclusión de eso (correcto).
En la primera oración, nótese que al reemplazar
la frase que comienza con «que» por el pronombre demostrativo «eso», la oración
queda inconsistente. Esto nos indica que en «Siempre llego a la conclusión
que debemos leer más» hay queísmo; es decir, falta la preposición
«de».
Recordemos que una frase tiene dequeísmo cuando
se usa innecesariamente la preposición «de» entre el verbo y la conjunción
«que». Por lo tanto, hay dequeísmo cuando la sintaxis de la frase no exige la
secuencia «de + que».
Hay queísmo cuando se omite la preposición «de»
en contextos en que es necesaria la secuencia «de + que».
Preposición “a”
La preposición a indica comúnmente
el término, objeto o tendencia de la acción. No solo va delante de la persona
que recibe la acción del verbo y delante de aquella a la cual resulta el
daño o provecho, sino también después de los verbos de movimiento, y en las
frases que expresan la distancia de un lugar o tiempo a otro, la
diferencia entre dos objetos, o el punto a donde alcanza la cosa.
Función |
Ejemplos |
Notas |
La noticia alborotó a todos |
||
Da limosna a los necesitados |
||
En los verbos de movimiento |
Llegamos a Albarracín |
No precede a adverbios como allí. |
Distancia de lugar y tiempo, y
diferencia entre dos cosas |
Fue de Madrid a Cádiz; De las ocho a
las nueve estuvo leyendo |
|
Punto a donde alcanza algo |
Le llegaba el agua a la boca; Subía
la cuenta a mil pesos. |
|
Modo de hacer una cosa |
a caballo, al contrario, a gritos, a
lo duque, a lo letrado, a ojos cerrados, a oscuras, a pie, a manos llenas, a
pecho descubierto, al revés, a rienda suelta, a sangre fría, a todo correr |
|
Tiempo en que algo sucede |
al anochecer, a las dos de la mañana,
al día siguiente, a su llegada, a su advenimiento al trono |
|
Lugar |
Sentarse a la mesa, o a la derecha;
Estar a la sombra; Crecer a su abrigo; La vi a la ventana; Se asomó al
balcón; Estaba a la puerta; Le puso una cadena al cuello; Llevaba la insignia
al pecho; Mirarse al espejo |
No puede usarse la preposición a en
todos los casos; por ejemplo, no es correcto: ×Estoy a Roma. Suele usarse con
lugares próximos, de modo que a la puerta no es
exactamente en la puerta, sino tal vez a un par de metros. |
Motivo |
a instancias de los parientes, a
ruegos de su madre, a causa del frío que hacía, esto es, por causa del frío;
Despertar a las voces de alguien |
|
Afirmación |
a fe de caballero, a fuer de hombre
honrado, a buen seguro |
|
Semejanza, uso o costumbre |
Cortó el nudo a lo Alejandro; Una
berlina a la inglesa; Una montera a la española; Obrar a lo soldado |
Por esto equivale en algunos casos
a según |
Instrumento con que se hace algo |
Pasó los habitantes a cuchillo; Tocar
unas seguidillas a la guitarra; Quien a hierro mata, a hierro muere; Lo
molieron a palos |
|
Precio de las cosas |
A 20 pesos el kilo |
|
Diversiones y entretenimientos |
Jugar a las cartas; Jugar al tenis |
|
Entre un nombre repetido, movimiento
pausado o continuo |
Gota a gota, hilo a hilo, paso a paso |
|
Que nada media entre dos objetos |
Le hablé cara a cara; boca a boca, o
rostro a rostro; Ir mano a mano; Navegar costa a costa |
Entra además en la composición de muchas locuciones
adverbiales*.
a lo menos, a menudo, a tontas y a locas, a trueque
de
A consecuencia de los usos generales de esta preposición,
puede ir después de los adjetivos acostumbrado, aficionado, amarrado,
asido, contrario, igual y otros muchos, como también después de los
verbos que vienen de dichos adjetivos o dan origen a ellos: acostumbrarse,
aficionarse, amarrar, asirse, contrariar, igualar, etc.
Con complemento directo (el que está exigido por el verbo y completa su significación al designar la entidad a la que afecta directamente la acción verbal.
También
se lo llama objeto directo o complemento acusativo y la capacidad que tienen
los verbos de tener complemento directo es la transitividad).
La
preposición a puede introducir el complemento directo en
ciertos casos, especialmente cuando se refiere a personas. En ocasiones, sin
embargo, un complemento directo de persona puede no llevar la preposición o,
por el contrario, puede tenerlo siendo de cosa.
También se lo llama objeto
directo o complemento acusativo y la capacidad que tienen los verbos de tener
complemento directo es la transitividad.
Lleva la preposición en los siguientes casos, entre otros:
1. Cuando el
complemento es una persona o varias personas conocidas y definidas, aunque hay
excepciones:
Vi a mi hermano ayer
Haga el favor de servir a María
Busco a un criado mío [uno
concreto]
Pero busco un
criado [quiero contratarlo]
En ocasiones, para evitar ambigüedades, se suprime
la a en el complemento directo:
Recomendé el criado a mi madre
Ciertos verbos cambian su significado según lleven
o no a:
Él enseña los perros al público [~ los muestra]
Él enseña a los perros [~ los
educa]
Mi hermana quiere un criado [~ le gustaría tener
uno]
Mi hermana quiere a un criado [~
lo ama]
Los bandidos robaron los niños [~ se los llevaron]
Los bandidos robaron a los niños
[~ les quitaron algo a los niños]
2. Cuando el
complemento directo alude a un animal que se considera inteligente o que se
aprecia, así como a una cosa personificada:
El toro mató al caballo
Ama mucho a su perro
Persiguió al león
Ella acariciaba a sus gatos
Temían a la muerte
Las campanas aclaman a la victoria
3. Para evitar
ambigüedades, cuando el sujeto y el complemento denotan cosas y el primero va
al pospuesto al verbo:
Al terror sucedió
la calma
Alcanzó el rápido al tren expreso
Usos impropios
En ocasiones la preposición a en lugar de otras que en el contexto serían más apropiadas, como para, en, etc.
iniciarse en la lectura |
iniciarse a la lectura |
|
montarse en el tren |
montarse al tren |
|
en el momento actual |
al momento actual |
|
el rescate de la princesa |
el rescate a la princesa |
Posible influencia de verbo rescatar o
de ayuda |
servir para una función |
servir a una función |
|
contraproducente para sus intenciones |
contraproducente a sus intenciones |
Probable cruce con contrario
a |
kilómetros por hora |
kilómetros a la hora |
Las confusiones en el régimen de algunos verbos
originan que se introduzca a cuando no debe haber preposición alguna. Un ejemplo es el caso de mandar. Este
verbo no debe llevar preposición, y si la lleva, la idea es de finalidad:
Me mandó a comprar tabaco (para que comprara
tabaco).
Sin embargo, si lo que se pretende expresar es
solamente la acción que depende del verbo (el complemento directo) la
preposición no aparece en el español de España, aunque en el de América sí
aparece:
Me mandó a llamar. Me mandó llamar.
La mandó a traer los papeles. La mandó traer los
papeles.
Algo similar sucede con acostumbrar.
Cuando se construye este verbo con la preposición a se le
otorga el sentido de 'habituar', 'adquirir la costumbre':
Debes acostumbrarla a hacer sus ejercicios.
Cuando equivale a soler puede
prescindirse de la preposición, pero también vale con ella:
No acostumbro a comer nada entre horas. No
acostumbro comer nada...
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