Aprovechemos la generosidad del portal Ciudad Seva del escritor LUIS LÓPEZ NIEVES (https://ciudadseva.com/texto/instrucciones-para-escribir-cuentos-o-novelas/) y repasemos los consejos prácticos que nos ofrece para mejorar nuestra narrativa con los temas de ESCRITURA
9. Palabras innecesarias
Muchas veces, tanto en el caso de los principiantes como en el de
escritores con más experiencia, usamos palabras que no hacen falta… o
demasiadas palabras que podrían resumirse en una. Por hábito, porque suena bien al oído o por
alguna razón que desconozco, pues añadimos palabras en una oración que, sin
ellas, dirían absolutamente lo mismo. En la oración anterior, por ejemplo, el
“pues” es innecesario. Lo puse porque me sonó bien mientras escribía, pero al
revisar la oración me di cuenta de que sobraba. Lo dejé para que sirva de
ejemplo en esta nota.
Hasta un texto brevísimo puede tener palabras innecesarias. Una vez leí
un buen minicuento de Gabriel Jiménez Emán, de una sola oración, y
asombrosamente descubrí que le sobraban palabras. El minicuento se llama “El
hombre invisible” y dice:
Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.
El minicuento es ingenioso, pero creo que diría absolutamente lo mismo
sin las últimas dos palabras:
Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató.
Por tanto, hasta en textos breves podemos utilizar palabras superfluas.
El escritor debe ser implacable a la
hora de revisar. Debe amputar, sin pena, toda palabra inútil. Las palabras
innecesarias no quedan colgando como un mero adorno de la oración, sino que la
degradan, le hacen daño.
Abajo colocaré varios ejemplos.
Original:
La doctora llevaba horas leyendo sin levantarse de la silla. Tomaba
notas de lo que leía. Su rostro reflejaba
perplejidad por lo que iba descubriendo.
Editado:
La doctora llevaba horas leyendo sin levantarse de la silla. Tomaba
notas. Su rostro reflejaba perplejidad.
Original:
Cuando los dos amigos terminaron de hablar por teléfono, ambos colgaron.
Editado:
Cuando los dos amigos terminaron de hablar por teléfono, colgaron.
Al momento de revisar tus
textos siempre debes borrar lo superfluo. Es un defecto usar
palabras innecesarias.
10. Rima involuntaria
Digamos que escribes lo siguiente en un cuento o una novela en primera
persona:
Me detuve frente de la casa porque mi madre me pidió que la visitara.
Tan pronto bajé del auto vi a Juan, que venía por la calle
comiéndose un pan. Me saludó con alegría, pero yo no sonreí.
El problema con esta oración es que contiene rima involuntaria. La rima, obviamente, tiene su uso en la poesía, la canción, etc. Pero en la
prosa es un defecto que se puede arreglar de manera sencilla. En el caso
de este ejemplo, pues es cuestión de escribirlo de otra manera para evitar la
rima. Se puede, por ejemplo, cambiar la sintaxis o simplemente alejar a los elementos que riman:
Me detuve frente de la casa porque mi madre me pidió que la visitara.
Tan pronto bajé del auto vi a Juan, el primo de Verónica, que venía cantando
por el medio de la calle y comía pan. Me saludó con alegría pero yo no sonreí.
En este caso, la solución consistió en alejar a “Juan” de “pan”. Pero
hay muchas soluciones adicionales. De hecho, la más sencilla, si la trama lo
permite, es simplemente cambiarle el nombre a Juan o ponerlo a comer guayabas.
Así tendríamos estas dos soluciones:
Me detuve frente de la casa porque mi madre me pidió que la visitara.
Tan pronto bajé del auto vi a Pedro, que venía por la calle
comiéndose un pan. Me saludó con alegría, pero yo no sonreí.
Me detuve frente de la casa porque mi madre me pidió que la visitara.
Tan pronto bajé del auto vi a Juan, que venía por la calle comiéndose una guayaba.
Me saludó con alegría, pero yo no sonreí.
En resumen: la rima involuntaria es
un defecto que debemos evitar.
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