Aprovechemos la generosidad del portal Ciudad Seva del escritor LUIS LÓPEZ NIEVES (https://ciudadseva.com/texto/instrucciones-para-escribir-cuentos-o-novelas/) y repasemos los consejos prácticos que nos ofrece para mejorar nuestra narrativa con los temas de:
ESCRITURA
1. Uso de las rayas en los diálogos
-Profesor,
¿está ocupado?
-No, entra y
siéntate. ¿Todo bien?
-Sí, gracias.
Quisiera aclarar unas dudas con relación al uso de las rayas en los diálogos.
¿Me puede ayudar?
-Claro.
-Gracias.
Estoy preparando el ejercicio y sigo con dudas. Cuando se coloca el diálogo sin
ninguna acotación, ¿solo se usa la raya al principio?
-Sí, debes
crear un párrafo nuevo para cada diálogo. Pones la raya y de inmediato escribes
la primera letra, sin colocar un espacio. Fíjate que en esta página coloqué la
raya y de inmediato comencé con “Profesor”, sin espacio después de la raya.
Asimismo hice en el segundo diálogo, que empieza con “No”.
-De acuerdo.
Creo que ese caso ya lo entiendo. Pero la acotaciones me confunden.
-Una
acotación es una nota que explica la acción, el pensamiento, el espacio
circundante, la apariencia física o el estado emocional de los personajes
-aclara el profesor.
-Pero he
notado que hay diferentes usos -Julia coloca su cartera sobre el escritorio.
-En el
diálogo anterior, empecé igual que cualquier otro diálogo: con raya y la
primera palabra, sin colocar espacio entre la raya y la primera palabra. Al
terminar el diálogo se coloca un espacio, una raya y de inmediato comienzas la
acotación -explica el profesor.
-Es decir,
¿la oración anterior comienza en “Al terminar” y finaliza en “explica el
profesor”? ¿No son dos oraciones? -pregunta Julia.
-Exactamente.
La acotación es parte de la misma oración. Es una oración que termina con la
acotación. Pero puede haber más de una oración, como en el caso de este
párrafo. Lo importante es que la última oración culminará con el espacio, la
raya y la acotación -el profesor levanta las manos para dar énfasis a sus
palabras.
-Gracias,
profesor, ahora entiendo mejor -Julia sonríe aliviada-. Pero se me complica el
asunto cuando deseo colocar la acotación dentro de un diálogo, como en este párrafo.
-Es igual de
sencillo -responde el profesor-. La diferencia es que al terminar la acotación
colocas la raya junto a la última palabra, sin espacio. Luego pones el punto.
Con este punto terminas la oración y la acotación. Por tanto, tras el espacio
normal que siempre se coloca después de un punto, empiezas la nueva oración del
diálogo. En este párrafo la acotación es “responde el profesor”. Como puedes
ver, la he colocado entre rayas, como si fueran paréntesis.
-Es decir, en
esos casos se necesitan tres rayas -aclara Julia-. ¿Una para comenzar el
diálogo y dos para separar la acotación?
-Así es
-confirma el profesor, satisfecho-, aunque hay veces en que deseas que lo dicho
antes de la acotación no sea la oración completa, sino el comienzo. En este párrafo,
en vez de poner un punto después de la acotación, verás que coloqué una coma
después de la raya de “satisfecho”. Tras un espacio, continúo la misma oración
que empezó con “Así es”. Por eso la primera palabra después de la acotación,
“aunque”, no lleva mayúscula. No es el comienzo de una oración, sino su
continuación.
-¿Se puede
colocar más de una acotación en un diálogo? -sigue preguntando Julia.
-Claro
-responde el profesor-. Nunca hay reglas para limitar la creatividad de los
escritores -aclara mirando su reloj-. Si deseas colocar más de una acotación,
lo haces con las mismas reglas de una acotación dentro del diálogo -el profesor
echa en su maletín un libro-. Eso lo puedes ver claramente en este párrafo, que
contiene tres acotaciones.
-Entiendo -se
entusiasma Julia-. ¿Esta es la única manera de marcar los diálogos?
-No, para
nada -sonríe el profesor-. Este es el uso más común en lengua española. Es
aceptado universalmente por las editoriales, revistas y periódicos. Pero cada
autor puede inventarse el método que desee. Algunos marcan los diálogos con
cursivas, negritas, mayúscula inicial o de otras maneras. Pero, antes de
experimentar, todo escritor debe conocer y comprender a la perfección el uso
tradicional de las rayas. Por eso usaremos estas reglas en nuestras clases.
-He notado
que en otros idiomas no las usan -comenta Julia.
-Así es
-contesta el profesor-. Otras literaturas prefieren las comillas para marcar
los diálogos, pero en español las comillas se usan para marcar los pensamientos.
“Espero que
me dé un buen ejemplo”, piensa Julia.
“A ver qué
ejemplo se me ocurre”, piensa el profesor. “Julia es buena estudiante”.
-Como ambos
tenemos una capacidad milagrosa para leer las mentes, en los dos párrafos
anteriores verás que la ubicación de la comilla es un poco diferente al de la
raya, pero en esencia es lo mismo -continúa aclarando el profesor-. Lo pensado
va entre comillas y las acotaciones van fuera de las comillas.
-Perdone la
insistencia, profesor, pero a veces he notado que se usan las comillas en los
diálogos después de haber usado la raya.
-Ah -exclama
el profesor-. Esa es una excepción. Cuando un diálogo es muy largo y debe
continuar en un párrafo nuevo, entonces se usan comillas. En este ejemplo usaré
párrafos breves, para economizar espacio. Pero digamos que este diálogo se ha
hecho muy largo y hace falta un nuevo párrafo.
“En ese caso,
el diálogo continúa en el siguiente párrafo, como acabo de hacer ahora. Y
quizás haya más párrafos.
“Ahora, al
comenzar el tercer párrafo, nuevamente abro comillas. Pero fíjate en un punto
muy importante: no cerré las comillas del segundo párrafo ni cerraré las de
este párrafo.
“Este será el
cuarto y último párrafo. Para indicar que ha terminado el largo diálogo, ahora
sí terminaré el párrafo con las comillas. Así indico que la persona dejó de
hablar”.
-Entiendo,
profesor. Todo está claro. Una última pregunta: ¿qué tipo o tamaño de raya debo
usar?
-Para uso
privado, para manuscritos o en el salón de clases, en realidad da lo mismo que
sea pequeña, mediana o grande. Es más sencillo usar la raya pequeña, la que ves
en esta página, porque generalmente está en el teclado de las computadoras; por
lo tanto, es la más fácil de colocar. Cuando vayas a publicar un libro, cada
editorial decidirá el tamaño del guión según el estilo o diseño de sus libros.
-Magníficas
explicaciones, profesor -exclama Julia poniéndose de pie-. ¡Gracias!
-A la orden. Nos vemos en la próxima clase -el profesor agarra su maletín y también se pone de pie.
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