domingo, 13 de junio de 2021

Estilo en la escritura

 

Cuatro temas para mejorar tu estilo de escritura

 

 

    Qué es el estilo

El estilo se refiere a la claridad del texto, a la eficacia con que transmite las ideas que el escritor vuelca en él y permite al lector hacerse una idea exacta y cabal de su significado.

 

El estilo se refiere por tanto a la ortografía y a la gramática, al correcto uso del vocabulario (no usar una palabra por otra, dar con la palabra apropiada), a la concisión, al orden interno del texto y a la forma en que se dispone en él la información.

 

Si el texto no está bien escrito a ese nivel elemental, el lector no pasará más allá de la primera página, y un editor o el miembro de un jurado lo descartarán de manera automática.

 

1.               1.Ortografía y gramática

El objetivo de las reglas gramaticales es lograr que el mensaje que transmite el texto sea fácil y correctamente comprendido por el lector. Que tu lector comprenda sin problemas la historia que has ideado y escrito para él. Pues cuando, casi siempre por desconocimiento, no sigues esas reglas, estás dificultando que el lector comprenda adecuadamente lo que cuentas. No hay forma más efectiva de dejarlo fuera de la historia.

Estudiar ortografía y gramática de una manera metódica puede resultar poco atractivo, pero por suerte hay multitud de libros de estilo en el mercado y sitios web que te permiten realizar consultas rápidas, para resolver tus dudas sobre la marcha, como la RAE.

 

2          2.Concisión

Además de dominar a la perfección ortografía y gramática hay algunos otros aspectos que es importante cuidar en el texto literario para mejorar el estilo de escritura. Uno de ellos es la concisión.

El lenguaje busca transmitir el máximo de significado con el mínimo de medios y, en realidad, el significado a menudo se pierde o resulta confuso cuando las palabras proliferan de forma descontrolada.

El consejo más sencillo es que no uses dos palabras donde puedas usar una. Al usar dos o tres palabras allí donde es perfectamente posible usar una sola, se atenta contra una de las reglas básicas del lenguaje: la economía.

No escribas «hacer mención», escribe simplemente «mencionar»; no escribas «pudo conseguir», «consiguió» es suficiente; no escribas «sentía que se ahogaba», escribe tan solo «se ahogaba»; no escribas «el método a seguir», basta con «el método

Ser conciso no quiere decir que no seas literario.

Atención también a las redundancias y repeticiones. Revisa tu texto para comprobar que no repites una misma palabra en frases cercanas. Si lo haces, trata de sustituir alguna de ellas por un sinónimo.

Por su parte, la redundancia es la «repetición o uso excesivo de una palabra o concepto». Si consideras que una idea no ha quedado clara para el lector, no te limites a repetirla de nuevo: busca otras maneras de exponerla, sírvete de una metáfora o de un símil.

Revisa también si recurres a pleonasmos. El pleonasmo es el empleo en una oración de palabras innecesarias para que esta tenga sentido completo. Expresiones como «repetir de nuevo» o «volar por los aires» o «lapso de tiempo» son redundantes. Bastaría con «repetir», «volar» o «lapso» porque los términos «de nuevo», «por los aires» o «de tiempo» no son necesarios para que la frase tenga un sentido completo y comprensible: no se puede repetir algo que no se ha dicho antes, ni volar por la tierra o el mar y un lapso es «el tiempo entre dos límites».

 

3.        3.Ambigüedad

Un texto literario debe ser, ante todo, claro. El lector debe comprender correctamente su significado. Para mejorar el estilo de escritura debes cerciorarte de que la ambigüedad no intencionada no se cuela en tus textos.

Las frases sin sujeto, o cuyo sujeto no está claro; las frases confusas o incorrectamente construidas; los errores de concordancia; usar la puntuación de forma indebida; descuidar el orden de las frases… todo ello es fuente de ambigüedad en el texto y va a dificultar la lectura. Como ves, manejar con soltura ortografía y gramática es algo imprescindible para un escritor.

Pero la ambigüedad también atañe a la elección de las palabras. Hay palabras cuya indeterminación da lugar a que las frases en las que aparecen no transmitan la idea que pretenden comunicar con claridad y fuerza. Y si hay algo a lo que todo texto literario debe aspirar es a comunicar ideas con claridad y fuerza.

Palabras como «cosa», «tema», «idea» son palabras comodín que, en muchos contextos, carecen de concreción y vuelven la frase en la que se usan ambigua. Algo parecido sucede con aquellas palabras que se refieren a conceptos o sentimientos intangibles (libertad, felicidad, amor) y que pueden despertar ideas diferentes en diferentes lectores; además, por su carácter abstracto, los conceptos que representan pueden pasar por la mente del lector sin desencadenar una respuesta sensorial.

Intenta servirte de palabras concretas que nombran cosas que la gente experimenta con sus sentidos (naranja, gato, calor). Al usar ese tipo de palabras, lograrás que el lector obtenga una imagen de aquello sobre lo que el texto está hablando y, en consecuencia, le resultará más sencillo entender su significado.

Un buen método para volver concretas ideas o reflexiones de cariz abstracto es, nuevamente, servirse de metáforas y símiles. Por ejemplo, para hablar de un concepto abstracto como la libertad puedes servirte de un símil: «Se sentía libre como un pájaro recién escapado de la jaula».

Pero mucho cuidado al construir tus símiles y metáforas, no vayas a caer en el cliché (como acabamos de hacer nosotros con la imagen del pájaro fuera de la jaula). Si usas imágenes gastadas estarás restando fuerza a tu texto, lo estarás convirtiendo en una acumulación de palabras sin relieve

 

Las metáforas también pueden ser fuente de ambigüedad si la imagen que crean no es certera. Para que tus metáforas sean efectivas, procura reducirlas a un único elemento bien desarrollado.

Por ejemplo, la siguiente metáfora aúna dos elementos: «Como un murciélago surgido del infierno, el director salió de su despacho decidido a resolver la tormenta que se había desatado en un vaso de agua». Por un lado representa al director del colegio como un murciélago salido del infierno, por otro alude a un conflicto menor refiriéndose a él como una tormenta en un vaso de agua.

Sin embargo, un murciélago tiene poco que ver con una tormenta o un vaso de agua, y eso da lugar a que la imagen que se forma en la mente del lector resulte confusa. Sería mejor: «Como el capitán de un navío, el director bogó por la oficina decidido a resolver la tormenta que se había desatado en un vaso de agua». La unión de términos marineros —capitán de navío, bogó, tormenta— forma una imagen clara sin dejar de subrayar la actitud ridícula del director que, muy consciente de su autoridad, se afana por resolver un pequeño conflicto.

La construcción de buenas metáforas y símiles puede elevar tu estilo de manera sustancial. Inclúyelas en tu escritura.

 

4.              4..Pobreza de vocabulario

Para mejorar el estilo de escritura nada mejor que aumentar la riqueza de tu vocabulario. La pobreza léxica puede afectar de manera muy negativa a tu estilo y, de hecho, se relaciona con varios de los elementos que hemos visto hasta ahora.

En cierta medida, es para suplir la falta de léxico por lo que se alargan las frases de manera innecesaria, así «parece» que se escribe mejor (aunque no es cierto). Cuando no se dispone de vocabulario suficiente también es común escribir de manera ambigua, simplemente porque no se es capaz de dar con la palabra certera, la que encaja a la perfección con el sentido del texto. Y se suele incurrir en repeticiones de palabras porque sencillamente no se dispone de otras.

Pero la pobreza de vocabulario perjudica de otras formas al estilo. Una de ellas es usar palabras que no tienen el sentido que les atribuimos, algo que sucede a menudo cuando se usan sinónimos. Aunque sinónimas, entre dos palabras pueden existir diferencias de matiz que hacen que su sentido varíe.

 

Si vas a usar como sinónimo una palabra que no usas habitualmente y cuyo significado exacto desconoces, búscala primero en el diccionario para cerciorarte de que significa lo que crees. Aunque este consejo es válido siempre: si vas a usar una palabra que no forma parte de tu vocabulario habitual o sobre la que tengas dudas, comprueba primero su significado.

Disponer de un vocabulario amplio es imprescindible para un escritor

 

Tomado de:

https://www.sinjania.com/mejorar-el-estilo-de-escritura/?tl_inbound=1&tl_target_all=1&tl_period_type=2&tl_period_days=7

 

Sitios web recomendados para ampliar información:

-      Libros para estudiar gramática y ortografía:

 Aquí se recopilan algunos

-     Vocabulario, significados, sinónimos:

 Real Academia de la Lengua y Fundéu 

-     Sobre la concisión:

 En este estupendo artículo de Relatos Magar encuentras muchas otras formas de trabajar la concisión, con útiles ejemplos

-      Sobre el cliché: Aquí te compartimos algunas otras reflexiones sobre el cliché

-      Para mejorar el vocabulario: Aquí te damos algunas ideas para mejorar tu vocabulario

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