domingo, 21 de abril de 2024

Algunos poemas del poeta César Vallejo, el poeta preferido de Irene Vallejo

La gran escritora española, Irene Vallejo, por estos días en Colombia, mantiene en su mesa de noche un libro de su poeta predilecto, César Vallejo*.

Acá algunos de los  poemas del autor. 

Estos primeros son de filiación modernista. Luego vendrían otros con su diferenciación expresiva y coincidientes con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial.


Del libro Los heraldos negros (1918):


AUSENTE

Ausente! La mañana en que me vaya

más lejos de lo lejos, al Misterio,

como siguiendo inevitable raya,

tus pies resbalarán al cementerio.

Ausente! La mañana en que a la playa

del mar de sombra y del callado imperio,

como un pájaro lúgubre me vaya,

será el blanco panteón tu cautiverio.

Se habrá hecho de noche en tus miradas;

y sufrirás, y tomarás entonces

penitentes blancuras laceradas.

Ausente! Y en tus propios sufrimientos

ha de cruzar entre un llorar de bronces

una jauría de remordimientos!


AVESTRUZ

Melancolía, saca tu dulce pico ya;

no cebes tus ayunos en mis trigos de luz.

Melancolía, basta! Cuál beben tus puñales

la sangre que extrajera mi sanguijuela azul!

No acabes el maná de mujer que ha bajado;

yo quiero que de él nazca mañana alguna cruz,

mañana que no tenga yo a quién volver los ojos,

cuando abra su gran O de burla el ataúd.

Mi corazón es tiesto regado de amargura;

hay otros viejos pájaros que pastan dentro de él…

Melancolía, deja de secarme la vida,

y desnuda tu labio de mujer…!


BABEL

Dulce hogar sin estilo, fabricado

de un solo golpe y de una sola pieza

de cera tornasol. Y en el hogar

ella daña y arregla; a veces dice:

«El hospicio es bonito; aquí no más!»

¡Y otras veces se pone a llorar!


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán talvez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!


*CÉSAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA (Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892.

París, 15 de abril de 1938). Poeta y escritor peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, «el más grande poeta universal después de Dante». Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), y Trilce (1922), 




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