LA MARIPOSA Y YO – “MINI-RELATO PANDEMICO”.
Por Dario Tobón
(Con todo cariño para Gloria
Cardona)
Cuando con el inicio de la
pandemia llegó el encierro forzado e ilimitado de “los abuelitos”, grupo así
llamado con amor filial por el presidente, y, al cual yo pertenezco, me
encontré con una situación compleja: ¿Y de mis largas y continuas caminadas,
que?
Estando recostado en ventana del
apto de mi hijo Efraín, miré al exterior y hallé la solución: ¡el patio de mi
casa¡ Un lote de unos 40 metros cuadrados que compré pocos años después de la
adquisición de la vivienda para evitar quedar encerrado, sin luz, por futuras
edificaciones, lo que en realidad sucedió.
Los constructores de un
hotel-boutique al lado, que gastaban a manos llenas el dinero y que terminaron,
concluida la obra con su abandono hace 3 años, sin ninguna contribución mía
para evitar la “humedad” del lote, lo asfaltaron. Hace meses, como un hámster
en su jaula, lo transito y ya tengo marcada la senda que recorro día a día.
Hasta hace unas semanas no se
encontraba ningún ser viviente en él. Pero apareció una pequeña mariposa, de
vivos colores, que al abrir la puerta comenzaba a volar a mí alrededor. De
pronto no la veía más. Pero en una o más de las vueltas reaparecía. Bajaba
pensando en ella y me emocionaba que siguiera acompañándome con su errático y
alegre vuelo. Por unas dos semanas se repitió esta cita. Un día su vuelo no me
recibió. En el trazado que he ido dejando apareció muerta. Me detuve a mirarla
y comprendí inmediatamente su mensaje: “la naturaleza ha provocado que pose mis
alas inmóviles en el suelo de NUESTRO camino. Pero en él seguirás tu recorrido.
Y hallaras compañía y amor”.
Darío Tobón Montoya
Médico Patólogo
Armenia. Quindío.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario