viernes, 3 de febrero de 2023

Tercera parte de "Reflexiones sobre la COVID-19". Por Md. Hernando Restrepo Díaz

 


 

LA ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS (LA COVID-19) Y EL MEDICO-PACIENTE

Parte III

 

Me escribe de nuevo, promediando este primer mes del año, aquel colega, amigo y compañero de afujías durante algunos años del ejercicio de nuestra digna profesión, con quien hemos venido sosteniendo varias misivas. Esto me dice.

 

Hola, apreciado amigo mío:

 

Ya ha pasado el año 2022, durante el cual recuerdo mucho cómo, sin tapabocas y sin ninguna otra precaución, nos reunimos varias veces para tomarnos un café, escudados siempre por nuestras esposas a nuestras edades y con nuestras enfermedades no se nos recomienda andar solos, además de hacer parte de grupos de amigos o de compañeros, recalcando el hecho de que tampoco ellos guardaban precauciones. Celebrábamos todos el haber vuelto a la ansiada presencialidad, que la pandemia causada por el Covid-19 ya era historia y todo había regresado a la normalidad, o por lo menos así lo creímos, ingenuamente.

 

Pero, para nosotros es claro que estos conceptos fueron fruto de nuestro desespero por quitarnos de encima tal flagelo, así como de nuestra total confianza en el advenimiento de las vacunas, la panacea tan esperada. Además, porque nuestros anteriores mal recordados gobernantes y autoridades de la salud (vigentes por fortuna solo hasta el 7 de agosto del pasado año. No hay mal que dure cien años…), levantando la emergencia sanitaria por Covid-19 a partir del 1 del recién pasado mes de julio (según publicación de CNN del 21 de Junio, 2022) y decretando así la apertura del comercio y en general de todas las actividades en el país, nos vendieron la idea de que ya estábamos libres del Covid-19, que ya no usáramos tapabocas ni nos preocupáramos por otras medidas de protección; que asistiéramos como si nada a aglomeraciones, campañas políticas, conciertos, teatros, festejos, etc.

 

Se la pasaron todo el tiempo dando tumbos, como el anterior, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento dado a la actual pandemia. Gracias a ellos, Colombia figura a nivel mundial en un puesto destacado dentro de los países con peor manejo en Covid.

 

No se puede pasar por alto, me decías, el hecho de que este Coronavirus ha sido un bicho camaleónico, que ya nos ha engañado fácilmente en varias ocasiones mostrándonos treguas —las que interpretamos erróneamente como que si ya se hubiese ido—, y haciéndonos caer en la confianza y en el abandono de todo tipo de precauciones. Para luego reaparecer camuflado bajo otras denominaciones: mutaciones / cepas / variantes / subvariantes / linajes / sublinajes.

 

Siendo siempre el mismo Covid, trayendo consigo los constantes devenires de diversos congéneres suyos. Sencillamente, así nos demuestra con hechos que ¡vino para quedarse!

 

Incluso, mi caro amigo, como lo recordábamos en aquellas charlas presenciales que tuvimos, hoy existe el diagnóstico del Covid-19 prolongado, con síntomas molestos que pueden durar semanas, meses o años después de haber tenido COVID-19 y a veces pueden provocar una discapacidad. Algunos de estos síntomas, también lo hablamos, me afectan hoy día, luego del segundo episodio que tuve de tal enfermedad.

 

Recuerdo como los dos repasamos desde la llegada de la variante Ómicron, descrita inicialmente en Singapur —la variante que siguió a las anteriores alfa, beta, gamma y delta—, han aparecido otras subvariantes. En octubre del 2022 se nos mencionó la aparición en el país de la subvariante BQ.1.x, conocida internacionalmente como Perro del infierno que desplazaba a las otras variantes que han circulado en el territorio colombiano y que tiene una gran capacidad para propagarse (favorecida por los viajes continuos de las gentes), además de tener la capacidad de evadir las defensas provocadas por las vacunas y por las infecciones pasadas.

 

Te cuento, viejo amigo y colega, que estuve leyendo sobre el peculiar nombre común de Ómicron BQ.1; hace referencia a la mitología griega, concretamente a Cancerbero, el perro que tenía tres cabezas y cuyo cuidador era Hades. Este animal feroz protegía las puertas del infierno para que las personas vivas no pudieran entrar y las muertas no pudieran escapar. 

 

 Y de ñapa, me decías —en esos términos que te gusta tanto usar—, ya casi finalizando el 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) notificó sobre la aparición de un gran número de subvariantes del SARS-CoV-2, los cuales han demostrado ser más contagiosos; no obstante, la nueva subvariante XBB.1.5 que surgió en Nueva York y Connecticut, ha encendido las alarmas por considerarse como la variante dominante y con más capacidad de propagarse rápidamente. 

   

Y ya vemos cómo, mi caro amigo, a finales del recientemente pasado 2022 se recibieron noticias de la China en referencia a que ese país (el mismo en el que se habían presentado los primeros casos a finales del 2019), padece una fuerte crisis sanitaria a raíz del aumento considerable de casos de Corvid-19, con la consiguiente congestión de los servicios de urgencias, además de presentarse muchas muertes. "El gigante asiático", como se le conoce, ha pasado del cierre total del país y el confinamiento de todos sus habitantes, a una apertura obligada de sus fronteras y en general de todas las actividades ciudadanas, debido a las protestas de sus gentes y la crisis en el orden público que estas provocaron. Por lo pronto, se siguen presentando a diario miles y miles de casos, muchos de ellos letales. 

 

Y desde luego el temor invade hoy al mundo, ante la evidente propagación del Covid-19; aunque estimo que hay miedo, sí, pero en el fondo se está menospreciando tal reactivación por parte de quienes deberían contenerla.

 

 Ahora salta a la palestra una nueva vacuna; en efecto desde hace unos meses se habla de la vacuna bivalente como un nuevo refuerzo contra la Covid-19 — ¿cuantas más llegarán? —-. Según publicación de edición médica "...En Estados Unidos estas dosis se empezaron a aplicar hace unos dos meses y no se sabe con certeza cuánto van a proteger, pues esto depende de las nuevas variantes que puedan surgir"; "Las vacunas llegarían a Colombia en el 2023 y podría atacar el virus de manera efectiva..."¡Amigo mío, definitivamente esto de las vacunas es algo de nunca acabar!

 En nuestros ya muy lejanos tiempos juveniles las vacunas realmente demostraban, bien la erradicación total del mal o de la afección en cuestión, o una protección prolongada, y por ello los refuerzos eran muy espaciados (la historia lo evidencia); mas, hoy día, en pleno siglo XXI y no obstante los grandes adelantos científicos —la inteligencia artificial ((IA) en especial—, la ciencia nos ofrece vacunas bien costosas y de protección parcial, solo por pocos meses. 

Yo creo que sigue vigente aquel concepto emitido por el Dr. Hernán Gaviria Quintero en artículo publicado por Momento Médico, según el cual:  No podemos ser áulicos incondicionales de las vacunas Covid 19, y que concluye así: El derecho fundamental a la salud se hace real en la medida en que se defienda el elemento de la aceptabilidad con la información suficientemente clara y el de la participación como sujetos activos. Mal se haría si, por esquivar la llamada infidencia o teorías conspirativas contra las vacunas, ocultáramos el debate e información sobre las mismas.

     

Confiemos en que la comunidad científica internacional logre conseguir algún día el remedio definitivo contra el Coronavirus. Y en que dejen trabajar al nuevo gobierno colombiano, en especial a los muy capacitados funcionarios, en buena hora encargados de estos asuntos de la salud. Así las cosas, ahora sí tendríamos formas adecuadas de afrontar esta muy prolongada peste. Por lo pronto, el anterior remedo de ministro de salud y su equipo de costosísimos expertos por lo menos en lo concerniente al manejo dado a esta emergencia, quedaron "corchados". 

 

Bien sabemos que nadie, absolutamente nadie, que merced al denodado esfuerzo y a la pericia del personal de salud que lo asistió, haya logrado salir vivo de una UCI, quisiera volver a verse envuelto en tan grave situación mucho menos yo, que gracias a ellos y a Dios ya lo he logrado en dos ocasiones. Con todo el respeto que nos merece el asunto, es claro para nosotros, querido colega, que ¡no es ese el mejor paseo del mundo!

 

Y para concluir la presente, amigo del alma, sigo meditando mucho sobre esas reflexiones que me hiciste de nuevo en el diciembre pasado:

¿Quién/quiénes provocó/provocaron este caos?

¿Quién/quiénes se está/n beneficiando con esta ominosa situación?

¿Cuándo se cansarán?

¿Cuándo decidirán acabarla?

 

Hasta la próxima; contéstame pronto.

 

                                                                                                 2023-enero

   

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

   

 

 

  

 

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