ANTICRÍTICA
POÉTICA RESPIRANTE
DE DOMINGA PALACIOS
Manizales 1926-2003
“Poema 3
¿Y por qué no dejarnos
llevar por la luz
más allá?
No importa pararse
ni moverse
ni andar
ni tampoco ponerse a pensar.
Lo importante es dejarnos
llevar por la luz
más allá
Dominga Palacios”
“Canción del Hallazgo
Jamás había sentido tu tristeza
tan limpia como ahora.
Nunca tu ausencia se llegó a buscarme
tan precisa
como la flecha al blanco.
Variaciones profundas e inmutables.
Sinceros reconocimientos actuales.
Soledad común sin modificaciones
ni presencias.
Hondos lagos lechosos por fondo y sin
afán.
Amo todo mi paraíso inconsecuente y
grato
donde se espanta la tristeza
y donde el ocio
puede vivir sin sacar pasaporte.
Con las nubes azules el gris se
desbarata
y el corazón da vueltas de tiovivo…
¡Si pudiera tener una babosa
que agonice en espera del tiempo
ilimitado!
De verdad, si pudiera cambiarle para
siempre
el aceite a las máquinas,
yo siento que estaría más humana.
Persigo mariposas en el calidoscopio
pero no se repiten
como no se repite el tiempo
en la experiencia de mi superficie.
Dominga Palacios”
Dice Gastón Bachelard: “En su forma
simple, natural, primitiva, lejos de toda ambición estética y de toda
metafísica, la poesía es una alegría del aliento, la dicha evidente de
respirar. El aliento poético, antes de ser una metáfora, es una
realidad que podría encontrarse en la vida del poema si quisiéramos seguir
las lecciones de la imaginación material aérea. Y si se prestara mayor
dedicación a la exuberancia poética, a todas las formas de hablar
dulcemente, rápidamente, gritando, murmurando, salmodiando…, se descubriría una
increíble pluralidad de alientos poéticos. Lo mismo en la fuerza que en la
dulzura, en la cólera poética que, en la ternura, veríamos que actúa una
economía dirigida a los hálitos, una administración feliz del aire que habla.
Tales son al menos las poesías que respiran bien, los poemas que son
bellos esquemas dinámicos de respiración”.
“Poema Once
Tu recuerdo
me duele
más allá
de la piel.
Mas allá
del zapato.
Más allá del betún.
Cerca del más allá donde guardamos
los muertos de los otros.
Dominga Palacios”
Funda en Manizales al lado de la Poeta
Beatriz Zuluaga y otro grupo de intelectuales, la "Casa de la
Cultura". Obras de teatro clásico, recitales, exposiciones, tertulias, en
un ambiente intelectual y bohemio. Por allí pasaron entre otros muchos, el
grupo de poetas nadaístas en pleno auge.
Dominga se pasea con una particular
cadencia en el andar, fino humor y especial vuelo en su verso. Aires de
vanguardia envuelven a Dominga. Vivencias Argentinas por más de 9 años:
el amor, el asombro. Lecturas, más lecturas, exposiciones de pintura,
música… arte. Con los años, la Casona de campo… Ropas de lanas
surreales, lunas menguando en la uña, el sol colgando de los brazos. ¡La
rutina en un suaaaaaaaaaz de lapicero!!! Perfume Francés frascos de colección,
jarrones de porcelana china, fotos y daguerrotipos en la mesa de noche, el
tambor centro de pecho y los libros…siempre los libros, Maestros. El bahareque
y la guadua inauguran en su lenguaje la pertenencia; poemas citadinos
en Madagascar, Ceylán o vereda el Rosario; inconsciente psicológico o
colectivo. Se hace universal nuestro paisaje –alma o
materia- con el ímpetu de su estética. Viaja la Poeta
por lo dadaísta, lo surreal, lo existencial, la ironía de un -croac croac-
dentro del zapato… Digo-. Recuerdo también a Whitman.
“Azul Definitivo
Para un día de campo
es preciso llevar el alma puesta
y responder por ella a la hora del
crepúsculo.
Con las hojas de los árboles
me salen canas
y es ya poco el tiempo
que me queda
para pintarme el cabello de verde.
Yo soy una persona
casi asiática
y la vida me corre
casi fatal
y casi simultánea.
Avisa corazón al detenerte.
Saca tu acento
por la ventana de mis ojos.
No suspendas el tráfico de a poco.
Fatal sería
cualquier vacilación
o cualquier suerte.
Fatal sería
el detenerte de repente, aprisa,
porque podría adrede
pararse el pulso del mundo
que en su loco rodar
viste el espacio.
Azul, azul de todas las maneras.
Azul desierto para los dragones.
Azul definitivo.
Dominga Palacios”
“Subsuelo
Con su falda cortita
un poco más allá
de las rodillas
y en su mano
un cansado abanico;
parece
una figura
de hoy y de mañana.
A la legua
se nota
que es novicia
en todo coqueteo,
pero sus deseos
y su desenfado
llevan los años
en que ingresó
al subsuelo
haciéndose mujer
y cultivando
la difícil quimera
de siempre agradar.
Dominga Palacios”
Retomo a BACHELARD: “El hombre es
un “tubo sonoro”. El hombre es un “junco parlante”. A
partir allí, la flauta de Dominga nos hace descender a soplos, a
silbos, a compases, por las guaduas de su entorno, hasta un tupido
y desencantado cansancio. Hálito en distensión, estado de ánimo,
temple.
“Poema 8
Ya no quiero esta casa
ni estas guaduas.
Ya no quiero volver
a estas montañas,
ni mojarme los pies
en las quebradas,
ni madrugar para ordeñar las vacas.
No quiero ver el sol
despedazarse en este cielo
todas las mañanas,
ni tampoco gustar con alegría
el dulce terciopelo de las guamas.
Ya no quiero volver…
Tampoco quiero vivir la decadencia
de los seres que se aman.
En una forma radical y simple
quiero volverme mala.
Os invito a un degüello de palomas
al despuntar el alba.
Dominga Palacios”
“Señales
Con el índice
vertical
sobre los labios,
les digo: no pregunten.
Ella se fue
y no volvió
la espalda
porque sabía
que no era
necesario.
Otras vivencias
la acosaban
y tenían
la fuerza suficiente.
Se destrozó
la vida
entre pedazos
de preguntas
tales como:
¿Qué hago?
¿Qué sigue?
¿Qué es el más allá?
Al fin se quedó
sola con el eco.
Dominga Palacios”
Del Lado Cinco de mi Corazón
hay una mariposa con muletas
y un arco así de medio punto
que necesariamente ha de cruzar
mi sangre detenida diez años luz.
Yo quiero una cometa de colores
con una cola larga
que deshaga las trenzas de mi hastío,
que eche a volar,
aunque tan solo sea por un momento,
este dolor, esta crueldad,
esta inclemencia del aburrimiento.
Quiero una caña de pescar.
Una lata repleta de lombrices,
de grillos y de moscas
para engañar las horas,
para inquietar el agua,
para matar el tiempo.
Me gustan las arañas
con un puntito rojo sobre el lomo
y los peces azules sin secretos.
Dominga Palacios”
El instante metafísico en el que
suceden Dominga y su Poema, es el punto de expansión de la vida o de su
contracción al límite; donde toma cuerpo la poesía en las palabras. Por
eso inhala, exhala o asfixia. El lenguaje es su Casa, ambos se contienen.
Ella lo libera y transgrede desde lo insular de su morada: escribe seres
de palabras, la vida vivida y por vivir. Ella es el Poema, el Poema es
Ella. Se confunden vida y obra en la unidad respirante,
rítmica.
Breve-edad
Se dañó mi reloj
y mientras tanto
las horas no aparecen.
El tiempo hace su siesta
y la vida
me corre desbocada.
Por favor
no quieras
que te olvide
porque no queda tiempo
para nada.
Dominga Palacios”
Agua Quieta
Con un espeso
corazón
en la pecera
del tiempo
sin branquias
sin aletas
sin burbujas
sólo un espeso corazón.
Dominga Palacios”
“Poema Trece
Yo digo mucho
la palabra
adiós.
Sin embargo
no quiero que se vayan.
Es jugando
de mentiras.
De soledad.
De grito.
Dominga Palacios”
El existencialismo le llega a nuestra
Poeta en el instante en que, en 1926, da primer respiro…
A ritmo respirante la poesía de Dominga,
aspira, retiene, expira el aire… ¡renueva el oxígeno y el espíritu de la poesía
caldense!!!
POEMA RESPIRABLE
A Dominga Palacios
1
Me acerco a su Poesía
Respirante
Tomo aire sueño
aire
acompasamiento
Definitivamente Azul
Danza de hálitos
Contemporáneos versos
estrechan su paraíso al oxígeno
Saltos de equilibrio al
vacío
Espíritu del sueño
Estrépito vegetal
2
Las palabras y sus
sombras
respiros, silencios
entre unas y otras
Lo suscitativo de
ser
3
Dominga me invita a su
Palacio Sebastopol
Extráeme el vértigo
de mis nacimientos
–digo-
la oscilación
de caer en mi ciega
La fiebre de repetirme
mujer
soportando
en la luz su abismo
Ovíllame el respiro
lumbre
nueva
vocablos, signos,
poema -digo-
4
Guaduas otros mundos
diseño quebrado
en palabras
La orfandad de un silencio
Una revolución
emancipadora
desdobla
universos
en
múltiplos de silencio
Sus poemas
resbalan airosos por el
alfabeto cauce
5
Ella oficia la
ceremonia
Mis ojos insomnes
gravitan lo esencial
Al lado de Dominga
magma hirviente
gargarea
Solferino, el Dragón
6
En círculos la noche
Pupilas timidez desnuda
en Claro
oscuro
Fuego en elevación Un desliz a humedales
en
ausencia de lo quieto
7
Ladridos soledad a tientas detrás de la
estancia
La puerta machuca mi
asombro
8
Llegan otras invitadas
Calvas de nombre
aspiramos astillas de
la hoguera interior
Exhalamos
caminitos grises lentos
inaprensibles hilos
En disolución
nosotras Dejamos perder el olvido
9
En etéreo laberinto
garúa
En portugués un Fado
Duelen las ganas de amar
10
De madera las crepitaciones
De suspiros
el desgaste
La Casa verso libre de años Se-bas-to-pol
un silabario de
exhalaciones
Honduras a medio
enraizarse y el estar presentes
11
Se va la luz luciérnaga
soles minúsculos bajo
el equilibrio alado
12
Tras las chambranas
paralelas proyecciones
Los pájaros anidan el vórtice
sobre el tejado
desplumados
polluelos Huevos ciegos
La visitación de lo
perdido retorna
13
Las desdentadas bruñimos un sol-topacio
para la
cena
Ninguna se sacia
Ninguna mira
Ella, Dominga, amasa un
ácimo sin afán, fuego de piedras
y el Dragón
14
En exilios temporales
el silencio
La música suena a
tierra, augurios primigenios la noche
Respiramos
el aire de la madre
Bocanadas
a instancias de laxitud
Dificultad y sobresalto
15
Túnicas
transparentes nos arropan
En pieles ambiguas
nos arrebata la
ausencia
caaaaaaaaaantos llamaaaaaaaaados
16
Emancipadas del juicio
rientes deshojamos umbrales al aire
para no ahogarnos
del todo
17
Ante el espejo caído
fragmentos
trascendidos del rostro
18
Callada, nocturna nos desdobla noche oscura
Lotos el reino Respirante gira, retorna, ondula,
circula un mantra
silente
La arbórea mayor
torso llovido
en verde
ramas extendidas piel
frutos raíces
savia arterial
Nosotras en derredor
19
Entrelazados
espacios huecos
jirones de tiempo
aquietan
la danza
20
La melancolía
sucede natural
Natural tropiezo -me
levanto- Afuera ventanales del sueño
Néctar a velocidad
luz
y un jardín de paredones para colibríes
21
Dominga respira
otro comenzar
recién nacido, recién
dolido y harto
Hastío a mitad de
hora glándulas reúnen
una acidez
de lágrima plácida
22
Membranas
en expansión
Somos pasajeras elásticas
23
Memorias maderables
para llegar antes
24
Escalones al segundo
piso
traquetean recuerdos
lo innombrado
Escombros de luz y pasadizos
En segundos la niñez
Ella poetiza nos ausculta,
iniciadas
25
En un abrir y cerrar el
postigo a tope de ojo inquieta
26
En el guadual se mece la Casa
sopla su
tamaño
de
resistencia
Dentro la vida
transcurre
sin pretensión
La aguja del tocadiscos
música que no cesa no
cae
27
Sed de conocimiento
se bebe en los Palacios de
Dominga
Cometas de elevación
inversa
28
Después de un suspiro
salivamos un poco
regresamos al centro
Su decir nos calma
Entre el humo
Arrobadas figuras
Fisuras para la fuga futura de pasado en
tensión presente
29
Parpadean las presencias
flor o grito
La nariz
florece al íntimo éter
Territorios cutáneos
reblandecidos al calor lunar
30
Hoguera inicial
candelada
El Dragón bate su cola, collares preciosos
miedos
en movimiento serpentino
afuera-adentro
la lumbre bajo
sombras alargadas
El instante es de lucidez
31
Del lado izquierdo Ella
atiza el
fuego
para no
oscurecerse
Del Lado Cinco de su
Corazón
en piedras
implícitas
lo tácito chispea
32
El Dragón
la acompaña le susurra
Llamaradas alumbran
espacios
de irreverencia
antigua
Dominga se contiene
absorta
Ambos –Dominga y Solferina-
sobre las brasas ríen sin cesar
33
Ventanas, puertas
las miradas señuelos
en penumbra
34
Continuamos
intermitentes
El trasfondo de la
morada resopla soledad
Tomamos sin apegos
una nostalgia
Corrientes elevan la
atmósfera
35
Es hora de la agonía
Sentimos el tórax en ranas vecinas
La hojarasca se adhiere
al ser animalarios
antes de pasar la orilla
36
Dominga recompone las sílabas
Libera palabras-puentes
helicoidales
en ascenso al azul ingrávido
Canto plural consentido como un arrullo
37
Escobas barredoras de
noche
polvo de estrellas
acumulado
en el portón
De forja el
secreto La llave de goma
Rincones, techos,
designan lo perdido de si
corredores a corazón
abierto
Dormitamos el
pulso
Corpóreas visiones
rendidas del acontecer
38
Silbos guaduales
graduales
pasarelas modas
Líquenes
soplos de siempre
Chanel ironía
intercostal
39
Horizontal Dominga,
nosotras y la altitud
Nos arde la
garganta
Asir la noche, niña atrás
Domesticar la solitud
Un sol de aguacate es propicio
40
Ojos colmados de objetos
equilibrio
de amanecer, jadeos mixtura atemporal
La completud
41
Angustia, la teja
cuarteada
La arruga
En Tiempo de Chicaharras
ensordecedora mudez, el
fondo empieza de nuevo
42
Las cuencas de la
Casona frías
Mana leche de niebla
Gotas de alba
43
Con cal y achiote
maquillamos
el vahído del desvelo
44
Respiración boca a
boca
Nos llamamos Agónicas
Finitas
El aquietamiento
crece envolvente
45
Las ventanas halan una
libertad
Nos atajan la
cara resquicios de tiempo
Mar muerto entre los
dedos, branquia de agonía, dulce
De anturios negros la
tinta
Se desconcha la
introspección por ranuras simuladas
Entramados al aquí comunicantes vasos
Palpita un follaje
interno
La elegancia de una gota se
contiene
De costumbres los
huesos
En vilo, hueco líquido
de alba
Zumban los recuerdos en angeos
El zarzo ñarrea sus gatos
Nos incorporamos para
el tránsito
De cristal Checo las
lágrimas
Las lámparas encendidos pensamientos
El amor derrite-imanes
De pie descolgamos las alas
Un aleteo más y nos
rendimos
46
Hirviente el café humea
sus velos
El cansancio
Nosotras
Rocío de día besa la luz
Dominga medita en sus Palacios